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Fundamentos de Psicología Clínica

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Jaramillo. -- Medellín : Universidad de Antioquia. Facultad de Ciencias Sociales. Fondo Editorial FCSH, 2016.

191 páginas ; 23 cm. (tamaño 300 kb) (FCSH. Cuadernos)

ISBN 978-958-8947-74-7

1. Psicología - Libros electrónicos 2. Psicología clínica - Libros electrónicos 3. Intervención psicológica - Libros electrónicos 4. Investigación en psicología - Libros electrónicos

I. Peláez Jaramillo, Gloria Patricia II. Serie.

LE616.89 cd 21 ed.

© Gloria Patricia Peláez Jaramillo

© Universidad de Antioquia, Fondo Editorial fcsh de la Facultad de Ciencias Sociales
y Humanas

ISBN: 978-958-8947-74-7

Coordinación editorial:
Diana Patricia Carmona Hernández

Diseño de la colección:
Neftalí Vanegas Menguán

Corrección de texto e indización:
Mariela Orozco

Diagramación:
Luisa Fernanda Bernal,
Imprenta Universidad de Antioquia

Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio o con cualquier propósito, sin la autorización escrita del Fondo Editorial FCSH, Facultad de Ciencias Sociales y

Humanas de la Universidad de Antioquia

Fondo Editorial FCSH, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia

Calle 67 No. 53-108, Bloque 9-355

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Teléfono: (574) 2195756

Correo electrónico:
fondoeditorialfcsh@udea.edu.co

El contenido de la obra corresponde al derecho de expresión de la autora y no compromete el pensamiento institucional de la Universidad de Antioquia ni desata su responsabilidad frente a terceros. La autora asume la responsabilidad por los derechos de autor y conexos.

  

CONTENIDO

PRESENTACIÓN

INTRODUCCIÓN

UBICACIÓN DEL PROBLEMA

1. CONTEXTO DECIMONÓNICO DE LA PSICOLOGÍA GENERAL

Fuentes de la psicología clínica y su problema epistemológico

Movimiento psicoterapéutico

Movimiento psicofisiológico

Esbozo de reflexología cerebral

Psicofísica

Primer proyecto de formación de psicólogos

Breve reseña de las corrientes psicológicas

Estructuralismo y funcionalismo

Conductismo

Reflexología rusa

Corrientes neoconductistas

Corriente humanista del siglo XX. De los años treinta a los ochenta

2. LA PSICOLOGÍA CLÍNICA COMO CAMPO: FUNCIONES O CONSTANTES CLÍNICAS

Construcción de campos de aplicación en psicología

Una aproximación a su estructura y formalización

Proceso clínico y sus tiempos lógicos

Instante de la mirada: la evaluación clínica

Evaluación de la conducta

Evaluación de la personalidad

Evaluación de los procesos mentales o funcionamiento mental

Entrevista clínica

El tiempo de la comprensión: el diagnóstico Devolución

Momento de la conclusión: la intervención clínica

Tipos de intervención clínica

Trabajo Comunitario

Investigación

Visión panorámica sobre la psicología clínica

REFERENCIAS

BIBLIOGRAFÍA

 

UBICACIÓN DEL PROBLEMA

Los Fundamentos de la psicología clínica parten del supuesto de que ella es un campo de aplicación de la psicología general y consecuentemente está afectada por el mismo problema epistemológico que ha marcado el desarrollo y estructuración de la psicología general como ciencia dentro de las Ciencias Sociales, desde su nacimiento en 1879, cuando Wilhelm Wundt (1832-1920) con el apoyo de la Universidad de Leipzig (Alemania) creó el primer laboratorio de psicología y fundó el primer programa académico de formación profesional en esta disciplina. Sus alumnos rápidamente se convirtieron en pioneros y promotores de nuevas propuestas teóricas, reconocidas como corrientes hoy, de la psicología (Compas y Gotlib 2003; Trull y Phares 2003; Tortosa 1999; Pérez 1987).

En este contexto se entiende por fundamento: “raíz, principio y origen en que estriba y tiene su mayor fuerza algo no material”.1 Cotejando esta acepción con la del Diccionario de Filosofía de Ferrater (2001) se observa coincidencia de las fuentes, cuando relievan el término de fundamento con otros como principio, causa, razón u origen. Ferrater (2001) aclara que tal variedad depende muchas veces de la ambigüedad en el uso del término, que abre la posibilidad de nuevos sentidos y referencias. Este autor sostiene que la acepción menos usada del término es origen, y la más frecuente es la de causa y razón. La causa connota “algo en tanto real”, y su función es la explicación de un efecto o de algo producido. La definición incluye un sentido ideal, al considerarla como el conjunto de enunciados racionales para explicar el acontecer elegido.

Aunque es menos usada la acepción de origen, no obstante, en este texto será tenida en cuenta pues fundamento, en el contexto que interesa, directamente remite al conocimiento de lo básico, de lo que está en el principio, en el nacimiento; incluye la identidad y la naturaleza de lo que es, en este caso, de la psicología clínica.2

Como se detallará más adelante, el campo de la psicología clínica, abierto tempranamente por Lightner Witmer (1896), se preocupó por el retraso mental en niños, las dificultades de aprendizaje y las alteraciones del comportamiento. Contrariamente a esta concepción del padre de la psicología clínica, la tendencia actual modifica esta orientación inicial en cuanto a su objeto de estudio, pues define el campo y su actividad en relación con la salud. Esta tendencia tiene implicaciones conceptuales y prácticas importantes que no pueden despreciarse o minimizarse en el campo de la psicología clínica, y deben ser objeto de investigación y reflexión por parte de los psicólogos clínicos, máxime si en la producción de artículos y en la divulgación científica se obtienen datos que posicionan más a la psicología de la salud,3 que a la psicología clínica propiamente dicha.

Desde una perspectiva histórica, la psicología de la salud integraría lo que hoy se conoce como psicología positiva, considerada como una subversión de la otrora psicología de lo anormal, que fue como originalmente se conoció a la psicología clínica.

En la limitada bibliografía sobre el tema, descontando los productos académicos de encuentros internacionales, la referencia a la nueva comprensión del campo de la psicología clínica no es abordada al detalle y es escasa la reflexión por parte de psicólogos sobre la mencionada división producida después de los años ochenta del siglo XX, entre psicología clínica y psicología de la salud. En la actualidad, es decir, en la segunda década del siglo XXI, se trata de una división tríadica con el ingreso de la psicología positiva en el campo teórico.

Cabe preguntar ¿qué claridad epistemológica sobre el objeto existe en este campo? Es más, ¿cómo concebir formalmente los campos, sus diferencias, la pertinencia de los mismos, las tendencias teóricas y los nuevos aportes?

Discusiones a profundidad que respondan estas y otras preguntas, son raras actualmente; apenas ha sido tratado el tema en la perspectiva de un reconocimiento de los efectos que en la historia de la psicología clínica tuvo el movimiento de la medicina conductual. Al respecto puede consultarse el comentario que Reynoso y Seligson (2005) sostienen acerca de la psicología clínica de la salud. Aceptan el empuje venido del movimiento de la medicina conductual a la psicología clínica de la salud, utilizado por Birk (1973), y quien, según los autores, “[...] usó la retroalimentación biológica o biofeedback como una terapia de aprendizaje para el tratamiento de algunos desórdenes médicos” (Reynoso y Seligson 2005, 12). La medicina conductual surgió formalmente en 1977 en una conferencia sobre el tema en la Universidad de Yale (Reynoso y Seligson 2005, 12). Indican también los autores que la Academia Nacional de Ciencias, siguiendo la idea de integrar pensamiento y tecnología, la definió como campo interdisciplinario entre ciencias biomédicas y conductuales, aplicando principios clínicos, “[...] técnicas y procedimientos de la terapia conductual en la evaluación, tratamiento, rehabilitación y prevención de desórdenes físicos, así como la validación de estos programas en problemas de salud (Schwartz, Weiss, 1977)” (Reynoso y Seligson 2005, 12).

Los autores citados rescatan los aportes de Brian y colaboradores de 1978, quienes, según ellos, definen la medicina conductual como el “estudio de las reacciones psicofisiológicas” (Reynoso y Seligson 2005, 12). Advierten que Pomerleau y Brady, en cambio, enfatizan en “[...] el uso clínico de las técnicas del análisis experimental de la conducta —terapia conductual y modificación de la conducta— para la evaluación, prevención, manejo y tratamiento de las enfermedades físicas o disfunciones psicológicas” (Reynoso y Seligson 2005, 13). Informan además, que gracias al Journal of Behavioral Medicine la investigación interdisciplinaria en medicina conductual creció y dio origen a la Behavioral Medicine Society.

Concluyen Reynoso y Seligson (Reynoso y Seligson 2005, 13), que la medicina conductual nació como un paradigma para la intervención clínica y la investigación, integrando la investigación biomédica y conductual, hasta entonces independientes. Y aunque se considera la medicina conductual derivada de la terapia conductual, al psicólogo se le impone la interacción multidisciplinaria con la “medicina, sociología médica, antropología cultural, psiquiatría, enfermería, trabajo social y ciencias biológicas” (Reynoso y Seligson 2005, 14); y si en el origen se enfocó en el tratamiento de pacientes, hoy se orienta más hacia la promoción y mantenimiento de la salud, a la prevención de la enfermedad, mediante cambios conductuales y medio ambientales.

Sin que los autores lo digan explícitamente, el término psicología clínica de la salud surge en los años ochenta cuando fue definido originalmente por Matarazzo, quien recogió las contribuciones interdisciplinarias de la educación, el trabajo social y la medicina. Los mismos autores señalan también que Millon y colaboradores (1982) ampliaron esta definición y explicaron su tarea en la aplicación del conocimiento y métodos de la psicología a la promoción de la salud física y mental del individuo (Reynoso y Seligson 2005, 14).

El énfasis puesto por la terapia conductual en la conducta humana y su relación con la enfermedad y su prevención, abre el campo para el trabajo propiamente psicológico, articulado, no obstante, a la medicina. Por ello se considera a la psicología clínica de la salud un derivado, por un lado, de la terapia conductual y, por otro, del modelo biomédico, este último insuficiente para explicar las conductas de salud y enfermedad y su relación con el entorno y los modos de vida.

Debe subrayarse que esta tendencia de la psicología clínica en el ámbito médico y su vínculo con la conducta, no ha logrado acoger satisfactoriamente los intereses, las expectativas y las necesidades prácticas que desde 1896 ha sostenido a la psicología clínica como campo de aplicación de la psicología. Tesis deducida de la bibliografía consultada; considerando que son pocos los textos donde se trata el asunto. Por ejemplo, Baumann y Perrez (1993) no hacen ningún comentario acerca del lugar que la psicología de la salud tiene en la psicología clínica. Por su parte, Compas y Gotlib (2003) advierten la importancia actual en el campo de la psicología clínica por el desarrollo de la salud; sostienen la vigencia de “[...] un mayor papel de los psicólogos clínicos en la prevención de enfermedades y dolencias físicas, y, de manera concomitante, en la promoción de la salud” (Compas y Gotlib 2003, 452). Indican también estos autores, que los psicólogos clínicos están interviniendo en la psicología positiva, que definen e incluyen en la promoción de la salud y las conductas positivas. Citan a Seligman y Csíkszentmihályi (2000), para afirmar que la intervención se cifra en poblaciones amplias con programas que ayudan a manejar el estrés, a hacer ejercicio y a tener una vida saludable, así como también en programas para prevenir enfermedades. A pesar de estas dos referencias, es evidente que para Compas y Gotlib la propuesta de Matarazzo está incluida y no representa un nuevo aspecto de la psicología clínica.

Trull y Phares (2003) reseñan entre los profesionales de la salud mental a los psicólogos de la salud, citando a Brannon y Feist (2000); Gatchel, Baum y Krantz (1989) indican la contribución de los psicólogos de la salud en la promoción y mantenimiento de una buena salud, así como en la prevención y tratamiento de enfermedades, con programas para ayudar a dejar de fumar, controlar estrés, perder peso, y otros. Claramente Trull y Phares diferencian a estos psicólogos del campo de la psicología clínica; es más, sostienen que ellos han tenido entrenamiento o antecedentes en la psicología clínica, y rescatan su paso por centros médicos y como asesores en organizaciones (Trull y Phares 2003, 8). Cotejando todas estas referencias cabe aceptar la importancia de la psicología clínica de la salud como movimiento representativo en el campo de la psicología clínica, pero este reconocimiento dista en trabajo, elaboración y perspectivas, para llegar a ser la identidad de la psicología clínica.

En el contexto colombiano, esta misma hipótesis puede comprobarse, pues la bibliografía específica sobre el tema suma no más que treinta y tres títulos,4 entre los cuales se puede rescatar la reflexión que Arrivillaga (2009) hace sobre la relación de salud pública y psicología; a pesar de que sus expectativas sobre la articulación de una psicología de la salud y una psicología clínica no se esbozan, la vertiente que la autora elige es la relación entre psicología general y la salud pública, indicando la importancia de su presencia en este campo. Matiz fundamental que debería ser objeto de los psicólogos que se definen e identifican como psicólogos de la salud.

La autora advierte que ante la diversidad de posiciones entre los psicólogos, las dificultades para los administradores de la salud son evidentes, pues llegan a comprenderlas y dimensionar su presencia en terreno. Indica que es más problemático que la cuestión de los campos y diversidad de las corrientes, que no deja de criticar, la existencia de una psicología general a la que puede pedírsele una integración sin abordar los campos de aplicación de esta ciencia y la salud pública.

En otro artículo intitulado “Formación en psicología de la salud en Colombia”, de Londoño y Flórez (2010) se muestra claramente, a partir de la investigación realizada sobre los currículos de psicología en 107 universidades públicas y privadas, la presencia y formación de los psicólogos de la salud. Sostiene el texto: “[...] a pesar de que la formación en el campo aplicado de la psicología de la salud ha aumentado respecto de años anteriores, ésta sigue supeditada a unas pocas horas dentro de una asignatura, denominada psicología clínica y de la salud, igualmente que el predominio en los temas de formación está en prevención y promoción, con un vacío importante, tanto en la formación en rehabilitación como en la de Salud Pública” (Londoño y Flórez 2009, 1).

La pesquisa anterior confirma la hipótesis planteada sobre los límites teóricos y prácticos de la psicología clínica de la salud en el ámbito colombiano. Se puede agregar además otro artículo de Flórez (2006), sobre “La psicología de la salud en Colombia”, donde advierte esta psicología tiene poco desarrollo práctico, a diferencia de uno mayor, pero de carácter académico en las universidades, promovido por los grupos de investigación. También indica la necesidad de diferenciar dos movimientos: el de la psicología clínica de la salud, y el de la psicología social de la salud, acerca de los cuales resalta su poca acogida que tienen en Colombia.

Piña y Rivera (2006) refuerzan esta hipótesis cuando dicen “No obstante, el crecimiento experimentado por la psicología de la salud en todo el orbe, todavía se observa la carencia de propuestas tipo interfase que permitan vincular la psicología como disciplina profesional con el campo de la salud” (Piña y Rivera 2006, 669).

Así se impone la idea de que, a pesar de los treinta años de existencia de la llamada psicología clínica de la salud, y de las voces que claman por una modificación del campo de la psicología clínica en campo de la salud y de la clínica (Piña 2003), no hay la suficiente resonancia de estas iniciativas, para la historia cercana de la psicología clínica, especialmente de su práctica, si bien este movimiento tuvo efectos en ella que ameritan una investigación. En los manuales consultados,5 por el contrario, se encuentra la clásica referencia a la psicología clínica witmeriana.

El problema develado de la psicología aplicada, sobre la relación entre psicología de la salud y psicología clínica, es apenas la punta del iceberg; más profundo y anterior, es el de saber hoy qué se entiende por psicología clínica: la investigación estado del arte, reseñada como fundamento de este libro, arrojó como resultado, evidencias de la escasa producción sobre lo que es y no es la psicología clínica. Se aprecia la complejidad del problema cuando se tiene presente que desde sus orígenes la psicología clínica se construyó como campo de aplicación a partir de dos ejes: el primero, vinculado a la psicología general, en donde se encuentran sus fuentes inmediatas, que son las corrientes de la psicología, representantes de las propuestas teóricas alrededor de las cuales se configura el llamado problema epistemológico de la psicología, porque cada una propone una idea de objeto, una metodología y técnicas; tal diversidad acuña las críticas de la filosofía de las ciencias a la psicología general y sus derivados prácticos, es decir, a las psicologías aplicadas a que da lugar, por su presencia social. Sin embargo, este eje le otorga a la psicología clínica tanto su estatuto de ciencia, con el que establece su relación a la ciencia básica y las referencias epistémicas que regulan la acción del psicólogo clínico, como su inscripción en la diacronía histórica, donde encuentra también sus antecedentes y el lugar de su origen como campo específico, constituido por el cruce de este primer eje, con el eje vertical, sincrónico, representado por la acción clínica, como modalidad privilegiada de intervención, que le abre su lugar en los diversos campos humanos. La confluencia de estos dos ejes dio a luz a la psicología clínica, coyuntura posible en el siglo XIX, por efecto de la consolidación del campo científico diferenciado de la filosofía, que permitió el nacimiento de la ciencia psicológica, de la clínica médica como clínica psiquiátrica, y de las ciencias sociales y humanas. Estas profesiones se apuntalaron en los movimientos reformistas sociales y de organización política decimonónica, y del protagonismo que la universidad como centro de formación, consiguió entonces.

De esta manera, la psicología clínica representa entonces un punto de corte de estos dos ejes, que deben ser considerados en la conceptualización de los Fundamentos de la psicología clínica, por ser responsables de las condiciones necesarias y suficientes para la existencia de este campo de aplicación específico dentro de la psicología general.

La introducción de la cuestión de los fundamentos responde al imperativo teórico, que es pilar de la práctica y soporte de la esencia de la psicología clínica, que condicionan su naturaleza, identidad y finalidad.

El primer eje, descrito como diacrónico, teniendo como referencia el plano cartesiano, evidencia la diversidad de corrientes psicológicas con y desde las cuales se trabaja en el campo de la psicología clínica. El otro eje, el sincrónico, limita este campo de aplicación de la psicología general, como psicología clínica, con la identificación de los principios comunes que comparten en la práctica las diversas corrientes teóricas de la psicología. Dichos fundamentos serán precisamente objeto de dilucidación, definición y aporte a la conceptualización del campo de la psicología clínica como campo de aplicación.

Entre los objetivos descritos de demarcación del campo de la psicología clínica, se suma el de ser una fuente de consulta permanente y enriquecida con regularidad, para los estudiantes de psicología en su proceso de formación, que exige develar, conocer y precisar conceptos que los guíen en su práctica clínica. El propósito entonces de este material es el de identificar los principios epistemológicos, el origen, los procesos y presupuestos rectores de la práctica clínica psicológica. En otras palabras, este texto se propone aportar a la identidad del psicólogo clínico y al rigor de su intervención.

Sumado a lo anterior, este libro se justifica porque la psicología clínica sigue siendo, sin lugar a dudas, a pesar del debate interno, una oferta para el tratamiento del malestar que el sujeto padece en el lazo social contemporáneo; este malestar es el mismo que condiciona la demanda de atención de las personas a los psicólogos clínicos o a las instituciones donde laboran. Se desprende de aquí su responsabilidad social que le exige una acción ética acorde a este llamado. También se justifica porque el campo de la psicología clínica representa en sí mismo un encuentro con lo social, una confrontación, podría decirse, entre el saber básico de la psicología y la experiencia empírica; de esta manera todo campo aplicado, y especialmente el de la psicología clínica, contribuye prolíficamente a brindar las respuestas al debate epistemológico histórico de la psicología general. La reflexión sobre la práctica es sin duda una vía alterna para tramitar el problema epistemológico, y en él se puede encontrar un aporte significativo.

Si el propósito es identificar el campo de la psicología clínica y sus fundamentos, entonces se requiere:

  1. Abordar las fuentes de la psicología clínica subyacentes en el problema epistemológico de la psicología general, el cual de manera reducida permite identificar los objetos y los métodos de cada corriente, para saber cuáles de ellos constituyen en la actualidad los que son propios de la psicología clínica.
  2. Dar cuenta del origen de la psicología clínica como psicología de lo anormal y su constitución como campo clínico, al determinar su especificidad respecto de los otros campos de la psicología.
  3. Develar los conceptos fundamentales que guían el acto clínico, los llamados conceptos a priori de la experiencia.
  4. Identificar la unidad del campo de la psicología clínica en el proceso clínico y las constantes clínicas o funciones que lo constituyen.

NOTAS
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1 Real Academia Española (RAE) Online, s.v. “fundamento”.

2 La psicología clínica muy tempranamente se constituyó como campo de aplicación en la historia de la psicología general y tal como lo refiere Witmer en su texto Psicología clínica de 1907, este campo surgió en 1896 a partir del caso de un niño con problemas de lenguaje que le fue remitido por una educadora quien, dice él, empujó la aplicación del conocimiento de la ciencia psicológica a casos de retraso de niños en el proceso educativo. El propio Witmer advierte que desde entonces se estableció la conexión entre la clínica psicológica y el laboratorio de psicología de la Universidad de Pensilvania, donde tuvieron lugar los cursos de formación y entrenamiento de los estudiantes de psicología infantil.

3 Según la base de datos Redalyc (Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal), hay un total de 1.840 resultados usando como palabra clave psicología de la salud y 223 para psicología clínica.

4 Ver: Bvs-psi-ULAPSI-Colombia en: http://www.bvs-psi.org.co/metaiah/search.php#

5 Compas y Gotlib (2003), Trull y Phares (2003), Tortosa (1999), Pérez Gómez (1987), Netchine (2001), Pedinielli (1996), Weiner (1990), Kendall y Norton Ford (1988), Baumann y Perrez (1994), Bhela y Sierra (1997).

 

INTRODUCCIÓN

Este libro es resultado de un estado del arte1 sobre los ejes fundamentales de la psicología clínica y de su campo. Consta de cuatro capítulos: el primero está dedicado a la clínica y su demarcación epistemológica en el campo de la psicología general; se encuentran allí aspectos que tal demarcación debe tener en cuenta para identificar y diferenciar cada uno de los campos de aplicación propios de la psicología. El segundo capítulo recoge, de manera sintética, el nacimiento de la clínica en la historia de las ciencias, resaltando el origen de la psicología clínica. El tercer capítulo está conformado por tres unidades y aborda los conceptos clínicos psicológicos fundamentales alrededor de tres temáticas: fines, objetos y concepto de salud y psicopatología, y evidencia el proceso clínico y sus constantes: evaluación, diagnóstico e intervención, trabajo comunitario e investigación. El capítulo cuarto se propone mostrar un panorama general sobre los problemas actuales de la psicología clínica.

NOTAS
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1 La investigación cualitativa estado del arte es una metodología cuya finalidad es aportar a los marcos conceptuales mediante la identificación del objeto de investigación en los materiales bibliográficos producidos, así como su pesquisa en el discurso de los actores. De esta manera, el estado del arte es una metodología que aborda el objeto en las fuentes primarias y secundarias publicadas y también, si es necesario, empíricamente, mediante técnicas auxiliares como la entrevista a los actores para recoger información directa del hacer y del saber sobre el objeto, la cual se procesa como documento, aplicándole el mismo tratamiento que a la bibliografía. Este consiste en develar la estructura del material mediante las categorías analíticas para inteligir, interpretar, comprender y conceptualizar el objeto, que en el presente proyecto lo representan los fundamentos de la psicología clínica.

 

2. LA PSICOLOGÍA CLÍNICA COMO CAMPO: FUNCIONES O CONSTANTES CLÍNICAS

CONSTRUCCIÓN DE CAMPOS DE APLICACIÓN EN PSICOLOGÍA

¿Qué es un campo de aplicación para la psicología? ¿Qué elementos permiten identificarlo?

La reflexión epistemológica sobre la ciencia enseña que este campo de saber comporta dos niveles: el primero, corresponde a la ciencia básica, producto de la actividad investigativa, cuya pregunta clásica rectora es la relación sujeto-objeto, abordada con el método, a través del cual el sujeto cognoscente se propone saber sobre el objetohistoriasistemática.historicidad,verdad