LA NOVIA DEL LOBO

(Una historia ocurrida en Hiiumaa)

 

 

 

Aino Kallas

 

Ilustraciones de Sara Morante

Traducción de Luisa Gutiérrez

Título original: Sudenmorsian

La traducción de esta obra ha sido posible gracias al apoyo de FILI – Finnish Literature Exchange

© Aino Kallas' heirs

First published in 1928 by Otava Publishing Company Ltd. Published by agreement with Otava Group Agency, Helsinki

© De las ilustraciones: Sara Morante

© De la traducción: Luisa Gutiérrez

Edición en ebook: mayo de 2016

 

© Nórdica Libros, S.L.

C/ Fuerte de Navidad, 11, 1.º B 28044 Madrid (España)

www.nordicalibros.com

ISBN DIGITAL: 978-84-16440-79-5

Diseño de colección: Diego Moreno

Corrección ortotipográfica: Victoria Parra y Ana Patrón

Maquetación ebook: Caurina Diseño Gráfico

Contenido

Portadilla

Créditos

Autor

Ilustradora

 

Ilustraciones

Ilustraciones

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Contraportada

Aino Kallas

(Víborg, Finlandia, 1878 - Helsinki, Finlandia, 1956)


Destacada escritora finlandesa-estonia. Sus novelas están entre las mejores piezas de la literatura finlandesa.

Su padre fue uno de los primeros en publicar poesía escrita en lengua finlandesa. A pesar de escribir su obra en finés, con frecuencia trató temas relacionados con Estonia, como en su obra más conocida, La Novia del Lobo. Vivió en Londres de 1922 hasta 1934, mientras su marido era embajador de Estonia en el Reino Unido. Se publicaron sus diarios del periodo 1897-1931 en la década de 1950.

Sara Morante

(Torrelavega, 1976)


Estudió Artes Aplicadas en España y en Irlanda. Recibió el Premio Nacional de Arte Joven, categoría ilustración, de la Dirección Gral. De Juventud del Gobierno de Cantabria en el año 2008, y sus trabajos han sido seleccionados y expuestos en el IV Premio Nacional de Litografía Ciudad de Gijón 09, Inmersiones 09 y Espacio Zuloa de Vitoria (ilustración ganadora del Good Shi(r)t, 2010). Asimismo, colabora asiduamente en prensa y publicidad (www.saramorante.com).

1

Ésta es la historia de Aalo, esposa del guardabosques Priidik, transformada en lobo por Satán, que adoptando dicha forma huyó de su legítimo marido internándose en el bosque, donde convivió con bestias salvajes y con el Diabolus sylvarum o demonio del bosque, y fue por todo ello llamada por los campesinos la Novia del Lobo.

¡Protege, Señor, nuestro cuerpo y nuestra alma de todo mal y peligro, cual armadura de plata en la que rebotan las flechas del Tentador, ahora y por los siglos de los siglos!

2

Por aquella época, cuando aconteció esta historia verdadera y triste, era aún señor hereditario de Suuremõisa, en la isla de Hiiumaa, el anciano mariscal Jacobus de la Gardie, y párroco de Pühalepa, Olaus Nicholai Duncan, llegado de Jöelehtme, en el continente. Entre los vasallos del mariscal en las tierras de Suuremõisa, se encontraba en Pühalepa un guardabosques diestro y versado en todas las artes forestales, de nombre Priidik y de origen campesino. Su cabaña se hallaba próxima a la taberna Haavasuo, que a su vez no se ubicaba lejos del campo de caza de los lobos, una extensa pradera inundada, reservada por orden del conde a la cacería de los grandes lobos.

Pues por aquel tiempo, en Estonia y en Livonia se había multiplicado sin mesura el número de lobos, osos, linces y otras bestias del bosque, de tal manera que incluso los viajeros extranjeros observaban el hecho con manifiesta sorpresa. Mas todo esto tenía, en verdad, su origen en los antiguos años de persecución, pues ahora se escribía el Anno 1650, y el país y sus habitantes descansaban en la amada paz de Suecia, y nuestro pernicioso enemigo, el moscovita no bautizado, en vano se afilaba los dientes al otro lado del río Narva.

También en Hiiumaa la raza de los lobos se había tornado demasiado audaz, pues el lobo, cuando el hambre le escarba las entrañas, es una bestia temeraria e intrépida, aunque, satisfecha la apetencia, tal vez sea su naturaleza igual de pérfida. Durante los hielos del invierno, los lobos no sólo saltaban los cercados, sino que penetraban en las haciendas y se llevaban una oveja del redil o el perro del corral. Y aunque en verano erraban solos o en parejas, llegado el invierno se unían formando grandes manadas y rondaban los senderos del bosque, así como las inmediaciones de los caminos nacionales, asaltando a los caminantes de tal manera que muchos, al emprender un viaje, ataban un tronco a una larga cuerda y lo arrastraban detrás de sus trineos para espantar a las bestias.

Y esas criaturas de los bosques, cuyo origen es el Demonio (¿acaso no es el Demonio en persona el Archilupus o el Gran Lobo?) y que siempre han sido instrumentos de brujería, ya no se conformaban con habitar en las espesuras de Kõpu y Ristra, donde desde tiempos antiguos se hallaba su morada, sino que en manada formaban su guarida en la maraña de abetos de Kõrgessaare y en las islas cenagosas en el corazón de Hiiumaa. Allí las hembras alumbraban a sus cachorros y, cuando llegaba el otoño, los jóvenes lobeznos ya estaban crecidos para deambular con sus padres por la isla.

Y así ellos y su raza se convirtieron en un duro azote para toda la isla de Hiiumaa, especialmente cuando, llevados por su voracidad, despedazaban más de lo que podían devorar, conforme manda su naturaleza lupina.

Y aunque los señores de Suuremõisa y de toda Hiiumaa, los poderosos condes De la Gardie, así como la corona de Suecia ordenaban grandes cacerías de lobos y por todos los medios incitaban al pueblo a acabar con ellos prometiendo grandes dineros, no resultó esto de gran ayuda. Ni los pozos de lobos, ni el veneno para zorros, ni las emboscadas con reses muertas surtían efecto, como tampoco servía darles caza con perros adiestrados, tanta era la desmesura con la que se reproducían estas bestias, como si los ayudara el mismo Satán.

Y en las noches invernales, especialmente las Noches Santas de la Navidad (así llaman a December el mes de los lobos los campesinos), se les escuchaba aullar el hambre y la furia de sus corazones hacia el cielo cual vigorosos guerreros, de manera que los caballos se sobrecogían en sus establos y el pueblo decía que el padre celestial a los lobos arrojaba jirones de nubes o piedras de amolar como alimento, igual que se lanzan huesos a los perros.

Pero estas arrogantes jaurías de lobos eran sólo la avanzadilla del infierno que el Espíritu Inmundo, quien siempre aguarda severo la perdición del hombre, enviaba precediéndolo.

Sucedió no mucho después que los lobos naturales se tornaron indecentes y en ningún lugar se podía estar a resguardo de su malicia, y los hijos de los hombres también comenzaban a correr cual lobos y a perpetrar actos de lobos, como si el Demonio maligno hubiera penetrado en ellos. Y aunque esta iniquidad de brujería alcanzaba ahora Hiiumaa, que es igual que Ultima Thule

Así había el Señor por un momento abierto de par en par las cancelas de hierro de los Espíritus Malignos. Y sobre esto no hay ninguna duda, pues fue atestiguado múltiples veces por los labios de los mismos miserables hombres lobo o Lycanthropus, cuando éstos fueron examinados per viam inquisitionis y mediante pruebas de agua, pues el Agua, siendo un Elemento puro, no acepta lo impuro, sino que impele la indecencia y lo inmundo. Y más de un hombre lobo fue quemado en la hoguera por brujería, para que su alma fuera ofrecida límpida al cielo, aunque su cuerpo fuera pasto de las llamas.

Y así también en Hiiumaa numerosas ovejas del rebaño del Señor caían en esta nueva trampa interpuesta por Satán. Aunque en tierras de Livonia el mal había penetrado incluso en la piadosa Señora de una mansión, seducía en su mayor parte al ignorante pueblo llano, para no hacerles partícipes de la bienaventuranza que Cristo trajo del seno de su Padre celestial y colocó sobre la tierra.

Nadie puede así considerarse a salvo de las pérfidas emboscadas del Diablo, pues ni la virtud o la piedad, ni la sabiduría de la edad ni el coraje de la juventud o la máxima prudencia resultan aquí de utilidad.