BREVE INTRODUCCIÓN
A LA CARIDAD

 

Mons. Bruno Forte

 

 

 

 

 

 

Dedico este librito a las Cáritas de las Iglesias
locales, que,

como la de la archidiócesis de Chieti-Vasto –que me ha sido confiada–,

se comprometen con fe y con amor en acoger,

acompañar y ayudar a tantas personas,

nuestros compañeros de camino,

a integrarse con plena dignidad

en la vida de la sociedad y de la Iglesia.

PRESENTACIÓN

 

Según la palabra de Jesús, la caridad –amor que viene de Dios y hacia él tiende, expresándose concretamente en el amor al prójimo– es la señal distintiva de su discípulo: «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros» (Jn 13,35). Esto no quiere decir que los otros sean amados como un medio para ser auténticamente discípulos del Señor y llegar de esta forma a Dios: ningún amor es verdadero si no alcanza al otro por aquello que es, respetándolo en su dignidad y deseando para él o ella todo el bien al que ha sido llamado en el libérrimo designio del Señor.

La caridad es cualquier cosa menos un amor instrumental. Por eso es importante detenerse en su origen y su fin, como pretende la primera parte de esta introducción, dedicada a escrutar la vocación originaria al amor de la criatura, que es así por el gratuito amor del Dios creador, que la ha llamado a existir y realizarse a su imagen, viviendo los vínculos de la caridad.

El Evangelio de la caridad exige realizar estos «vínculos» en un tiempo y espacio concretos, a través de la elocuencia de gestos y palabras que forjan la cotidiana experiencia de vida y preparan el domingo sin ocaso de la vida eterna en Dios. Sobre este hecho concreto del amor humilde, discreto y fuente de belleza y de paz se fundamenta la segunda parte de este librito.

El decálogo de la caridad, finalmente, invita a que hagamos un examen de conciencia sobre la propia experiencia del amor recibido de lo alto y que conduce a lo alto a través del compromiso cotidiano de la vida; la oración conclusiva, por último, invoca el don de la caridad, que únicamente proviene de Dios.

Que estas páginas ayuden a quien las lea a crecer en la caridad y a ser su testimonio en la fidelidad de las obras y de los días de la propia existencia, en compañía de todos aquellos que han creído en el amor revelado y entregado en Jesucristo.

 

BRUNO FORTE

arzobispo de Chieti-Vasto,

29 de septiembre de 2016,

fiesta de los Santos Arcángeles

Miguel, Gabriel y Rafael

 

I

HECHOS PARA AMAR