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CaBALLERO JACK

LOS DIARIOS DE ANNE LISTER

ANNE LISTER

Traducción, notas, prólogo, introducción y epílogo:

Carmen Álvarez Hernández

Caballero Jack. Los diarios de Anne Lister

Primera edición, 2019,

de los originales Anne Lister’s Diaries

De la traducción, notas y prólogo:

© Carmen Álvarez Hernández

Diseño de portada:

© Sandra Delgado

© Editorial Ménades, 2019

www.menadeseditorial.com

ISBN: 978-84-120159-7-3

INTRODUCCIÓN

Viajera, aventurera, ávida lectora, intelectual autodidacta, políglota, capaz terrateniente, montañera, escaladora, incesante curiosa, empresaria, heredera, escritora, amante pasional, infalible seductora… y explícita lesbiana: cualquier aspecto de la vida de Anne Lister (Welton, 1791 Kutaisi, 1840) la hace merecedora de ser rescatada del olvido del tiempo y del menosprecio de sus peritos.

Hablar de Anne Lister es hablar de sus diarios, extractos que escribió durante toda su vida y que encriptó en gran parte con un código de su propia invención. Gracias a ellos hemos podido conocer de primera mano, de la suya, no solo la sociedad que vivió y protagonizó, sino a uno de los personajes más excepcionales del panorama del siglo xix, una de las mujeres que más fuera de la convención social se situó participando al tiempo de ella, y la considerada como «primera lesbiana moderna» por su explícito interés y atracción por otras mujeres y la consideración «natural» de su sentimiento, que si bien las costumbres y moral del momento no permitían exteriorizar, sí recogió y dejó constancia en su «fiel compañero», su diario.

Su etapa de juventud (1816-1824) es en la que Anne Lister recoge con más precisión su efervescencia emocional y su capacidad intelectual, al tiempo que observa y retrata la idiosincrasia de su tiempo.

PRÓLOGO

Anne Lister

Anne Lister nació el 3 de abril de 1791 en Welton (South Cave, Humberside, Reino Unido). Fue la hija mayor del capitán Jeremy Lister —veterano de la Guerra de la Independencia americana— y de Rebecca Battle —oriunda de Welton—; tuvo cuatro hermanos y una hermana, si bien solo esta última, Marian, llegó a la edad adulta.

Su infancia temprana transcurrió en Market Weighton (Yorkshire del Este), donde recibió una primera educación en casa. Sería después inscrita en un selecto colegio en Ripon, y posteriormente interna en York, en la Manor House School. Es en este colegio, con trece años, donde Anne conocerá a quien será su primer amor, Eliza Raine, su compañera de habitación. Al tiempo, comenzará a escribir sus primeras notas, que, poco a poco, se convertirán en un exhaustivo y cuidado diario.

Si bien Eliza Raine ensoñaba compartir un futuro con Anne, la realidad trasladó a Anne a Halifax tras un par de años en York, y Eliza se sumió en un estado por el que fue obligada a internarse en un sanatorio tiempo después. Así, en 1806 Anne Lister se asentó en Halifax, entonces centro neurálgico del comercio de lana de estambre de Yorkshire del Oeste, si bien regresaba a York en determinadas temporadas.

Anne nunca mantuvo una estrecha relación con su padre ni con el resto de su familia cercana, de la cual en ocasiones se avergonzaba por su vulgaridad y la mala gestión de su hacienda (la insolvencia y rarezas de su padre parecían ser frecuentes). Sin embargo, sí la disfrutaba con sus tíos y tías. Por ello no dudó en 1816 en trasladarse a Shibden Hall, donde se instaló con sus tíos solteros, Anne y James, pasando a ser mantenida económicamente por este último. En esta primera etapa en Shibden Hall Anne, cómoda con el ambiente de la casa y la aceptación de sus tíos, se dedicó al estudio, tanto bajo la tutoría del Sr. Nigth —vicario de Halifax— como de manera autodidacta: idiomas, cultura y lenguas clásicas, Matemáticas, Historia, música… De la mano, aprendía a gestionar la hacienda, paseaba por los alrededores practicando la observación, experimentaba relaciones sociales y realizaba algún viaje ocasional por la zona. Es en esta edad, desde los veintiséis años (1817), cuando sus diarios comienzan a recoger su peso intelectual y su efervescencia emocional. Anne había alcanzado una madurez que le permitía aceptar con toda naturalidad su orientación sexual, la que consideraba simplemente una «particularidad» que Dios le había otorgado. Si bien el tenor moral de la época no le permitía exponerlo en público, en su círculo más íntimo no sentía el yugo de tan pesado juicio. Esta también fue la época en que Anne sufre un importante varapalo emocional: su amiga y amante Marianne Belcombe, un par de años menor que ella (y a quien había conocido en 1812 en York a través de su amiga Isabella Norcliffe), se casa con un viudo mayor que ella, Charles Lawton, residente en Cheshire. Con este distanciamiento, Anne se percató de la gran importancia de Marianne en su vida, y su corazón se debatirá por encontrarse con el suyo más pronto que tarde. Aunque herida, siguió manteniendo correspondencia epistolar con ella y viéndose en ocasiones, la mayor parte de ellas acordada de forma discreta ante el frecuente celo de su esposo, y planeando un día futuro en el que Marianne enviudara y se trasladara a Shibden Hall con ella. Por otro lado, la realidad iría haciendo que esta idea se fuera progresivamente disipando.

Al mismo tiempo, Anne Lister siguió protagonizando esporádicos encuentros con su otra amiga y amante, Isabella Norcliffe, seis años mayor que Anne. Isabella comenzó a proyectar su deseo de vivir el resto de su vida con ella mientras Anne proyectaba el suyo en otras vidas y mujeres, intentado encontrar «la compañera» con la que pudiera terminar sus días. Anne dejaba entrever, por sus escritos, una seducción y actitud que hacía que un gran número de mujeres se sintieran atraídas por ella, si bien con un sentimiento confuso por parte de las jóvenes que alcanzaba distinta profundidad, y con más o menos discreción en la relación. De manera simultánea, en los círculos de alrededor Anne era vista como una persona especial que se iba convirtiendo en extravagante: sus intereses y capacidad intelectual, su actitud y comportamiento caballeroso y su forma de vestir masculina (deliberadamente de negro) provocaba que se dirigieran a ella como «Caballero Jack» y ser, en numerosas ocasiones, la habladuría de sus coetáneos.

En 1826 el tío James falleció y Anne pasó a ser copropietaria de Shibden Hall junto a su tía, a la que ayudó a administrar la hacienda hasta 1836, año en que se convierte en heredera absoluta de todas las propiedades (granjas, arrendamientos, explotación minera y cantera, etc.). En estos años Anne va convirtiéndose en una mujer independiente que alcanzaba sentimientos de desencanto, al tiempo que, alejada de los dos antiguos amores que marcaron su vida, se preocupaba por encontrar una compañera con la que compartir sus días. Así, combinó sus viajes por Europa, experiencias cosmopolitas y aventuras,1 con sus estancias en Shibden Hall, donde estableció finalmente una relación la Srta. Ann Walker, heredera local de las afueras de Halifax. Con ella, un Domingo de Pascua de 1834 tomó la comunión en la Holy Trinity Church de Goodramgate, en York, a modo de simbólica unión matrimonial.2 Ann Walker se trasladó a Shibden Hall, donde Anne y ella se dedicaron a renovar la hacienda y hacer modificaciones en la casa (como añadir una torre gótica a modo de biblioteca en 1838 y un pasadizo subterráneo para el servicio).

En uno de sus viajes por Rusia en que Ann Walker la acompañaba, Anne contrajo unas graves fiebres de las que no se pudo recuperar. Falleció el 22 de septiembre de 1840, con cuarenta y nueve años, en las montañas Kutaisi, a los pies del Cáucaso.

Los diarios de Anne Lister

Desde su adolescencia hasta el final de su vida, Anne encuentra una compañía inefable en sus diarios, los cuales escribe de forma exhaustiva y constante. Comienza en 1806 escribiendo en unos trozos de papel, y se dedica a ellos casi a diario hasta convertirlos, al término de su vida, en cuatro millones de palabras organizados en veinticuatro grandes volúmenes y dos cuadernillos.

En esta edición en castellano recogemos parte de sus extractos desde 1816 a 1824, el período juvenil de Anne, el más vital y descriptivo, y donde describe con detalle sus episodios afectivos y desazón amorosa, además del retrato de una cotidianidad social y cultural circundante desde una visión casi sociológica y, ante todo, espontánea y personal.

Gracias a ellos nos adentramos en su día a día: sus rutinas, sus preocupaciones, sus pensamientos, sus relaciones sociales, las intrigas de los círculos de la localidad, los eventos, sus estudios, sus intereses empresariales, la meteorología, etc. Sabemos así de sus actividades de terrateniente y financieras, sus preocupaciones sobre la herencia y patrimonio, sus intereses sexuales, sus relaciones con otras mujeres y sus explícitos encuentros lésbicos. También a través de ellos alcanzamos su ideología monárquica y conservadora —opuesta a los defensores y a la actitud reformista asomada tras la Revolución francesa—, su devoción por la Iglesia anglicana, su interés por las escuelas y formación de la zona, la forma de administrar y ayudar en las granjas y haciendas familiares, la supervisión de tareas en el establo y la casa, su formación (Latín, Griego, Matemáticas, Francés, Geometría…), sus lecturas (Rousseau, Gibbon, Lord Byron), etc. También nos expone su forma de ser: si bien Anne tiene una fuerte personalidad que sitúa sus decisiones por encima de rumores y habladurías, en ocasiones sí le afecta en cierta manera la opinión de los demás, sobre todo si pertenecían a determinados círculos. Y es que sus modales caballerosos y su apariencia y vestimenta masculina, deliberadamente negra, no pasaban en absoluto desapercibidos, ni tampoco su actitud de interés por determinadas jóvenes. Frente a esto, York y su círculo de antiguas amistades le resultaba cierto espacio de seguridad.

Un aspecto esencial de sus diarios es que gran parte de ellos fue escrito en un código secreto: celosa de su intimidad y consciente de las trabas y estrecheces de mentalidad de su época, ella misma creó, desarrolló y escribió con un código secreto gran parte de sus extractos. En estas partes encriptadas desahogaba sus cobijos más íntimos: sus inseguridades financieras, su preocupación por el estatus de la familia, sus estados afectivos y sus episodios amorosos, tanto sus encuentros con otras mujeres como sus relaciones íntimas con Isabella (a quien solía llamar «Tib») o Marianne («M», quien solía llamar «Fred» a Anne). Dicho código estaba formado por elementos del alfabeto griego antiguo, del zodiaco, signos matemáticos, números y signos de puntuación. Fue descifrado en el año 1885 por John Lister (1847-1933), descendiente de la familia Lister de Gales y el último habitante de apellido Lister en Shibden Hall antes de que pasara a ser propiedad pública, y por su amigo y también anticuario Arthur Burrell.

Anne Lister escribió sus diarios de su puño y pluma, con la espontaneidad que requiere tan personal actividad, y por supuesto sin ninguna intención de que fueran leídos; por tanto, tampoco sin ninguna decisión estilística. De ahí que su caligrafía resulte ardua de interpretar y el texto esté con frecuencia en una letra muy pequeña y muy comprimido, en ocasiones incluso escrito en los extremos para ahorrar papel —de hecho, era frecuente, como menciona en el diario, que tomara alguna nota en una pequeña pizarra o cuadernillo en sus viajes, y luego las pasara a limpio—; de ahí los frecuente de una ortografía alejada de las normas en pro de la dicción —por ejemplo, los nombres propios aparecen de forma habitual con diferente grafía, como el de la Srta. Browne, en ocasiones «Brown»—, la repetición de conceptos y términos, el vaivén entre la absoluta sofisticación y el coloquialismo, la abundancia de abreviaturas, la falta de puntuación y la ora reiteración ora ausencia de pronombres. Y por supuesto, la sutileza en sus descripciones y episodios amorosos: Anne, como se hacía en su época, hacía referencias a los «besos», kiss, no solo para aludir a su significado común, sino para reseñar una relación sexual.

Los escritos de Anne Lister se convierten así en fuente imprescindible de información sobre la vida económica, política, social, cultural… de la época, además de ser un invaluable testimonio de una mujer cuya vida y orientación sexual habían de ocultarse, como mínimo, de la sanción social.

Los diarios a lo largo del tiempo

La vida de la llegada de los diarios de Anne Lister hasta nuestras manos resulta una increíble historia en sí misma que trataremos de resumir, al menos, en las líneas que nos siguen.3

Sabemos que a la muerte de Anne Lister en Kutaisi su compañera Ann Walker regresó de vuelta al Reino Unido tanto su cuerpo como sus diarios.4 La salud física y mental de Ann Walker no tardó en resentirse ante el fallecimiento de su compañera, lo que hizo que en 1843 fuera ingresada en un asilo mental cerca de York. Así, a Shibden Hall se trasladaron de forma temporal unos arrendadores, si bien manteniendo Ann Walker su propiedad y derecho a ella, algo que los pocos miembros que aún conservaban el apellido de la familia Lister, residentes en Gales, consideraban un perjurio. Se comenzó por ello un litigio que duraría hasta la misma muerte de Ann Walker, en 1854.

Así, todos los documentos, cuadernos y papeles que había en la casa quedaron desordenados y desclasificados, en manos privadas de distintas familias; tres paquetes de papeles bajo el escrito Diaries and Journals of Mrs. Anne Lister se abandonaron en las habitaciones de Shibden Hall.

John Lister

En 1855 los pocos miembros de la familia Lister que aún sobrevivían se trasladaron a la hacienda de Shibden Hall, recién heredada tras la muerte de Anne Walker. John Lister (1847-1933) contaba entonces con ochos años de edad. Había escuchado historias pasadas de su familiar la Srta. Lister, retratos desfigurados sobre una mujer «particular» que vestía de forma masculina, en una época en la que la amistad entre amigas solo podía llegar a considerarse, como mucho, «amistad romántica». Así, cuando alcanzó su juventud, interesado en la historia local, se enfocó y esforzó por recuperar la figura histórica de Anne, pero desde una perspectiva meramente historiográfica y sociológica. Por ello desenrolló los fajos y seleccionó, editó y publicó fragmentos de los diarios en el Halifax Guardian entre 1887 y 1892 (época en que se convertía en concejal de la ciudad y luego del condado). Así, durante los años ochenta transcribió 200.000 palabras (aproximadamente un 5% de los diarios), compendio que llamó Social and Political Life in Halifax Fifty Years Ago; su publicación en el año del 50 aniversario de la reina Victoria fue deliberado (comenzó así por el relato del año en que subió al trono, 1837). Durante los cinco años posteriores siguió publicando diferentes fragmentos desde 1816 (consideraba que era el comienzo de los diarios), enfocándose siempre en el retrato de la vida de Halifax en la época como centro neurálgico lanar y población industrial en desarrollo, con sus servicios de comunicación y transportes, canteras de carbón, aristocracia propietaria, etc. En dichos fragmentos también se recogían los intereses de Anne sobre arrendamientos agrícolas, propiedades, minas y canteras, desarrollo del transporte y vías férreas, etc. También su edición retrataba los cambiantes protocolos de relacionarse en un pueblo con una veloz industrialización, con oligarquías locales de terrateniente, iglesia, y militares en convivencia con una creciente élite industrial.

Tanto la selección de extractos como su edición no hacían sencillo el esbozo personal de Anne Lister, alejados en todo momento de cualquier reflexión personal o emocional. La probable razón es que todo lo relacionado con lo íntimo estuviera, en su mayor parte, escrita con código secreto. Esto fue consultado con su amigo Arthur Burrel, un anticuario de Bradford, que trabajó con él en un volumen de los diarios y logró, no sin dificultad, descifrar un par de letras, a partir de las cuales consiguió obtener el código de descifrado; con ello comprendieron el resto de los diarios de Anne Lister, si bien lo consideraron «impublicable»: en esos pasajes había evidencias de lo «lo delictivo de su amistad».5 Con la intención de evitar un escándalo (en 1885 cualquier acto homosexual masculino era ilegal y punible, y si bien no había mención a la femenina si comenzaban a existir teorías sexuales de mujeres «anormales»), el Sr. Burrel sugirió al Sr. Lister quemar todos los diarios, los veintiséis volúmenes. El Sr. Lister se negó (se dice que quería evitar cualquier tipo de atención sobre él, pues él mismo era también homosexual). Por ello, los diarios se volvieron a guardar bajo llave aproximadamente cuarenta años más.

Edward y Muriel Green

John Lister se convirtió en presidente de la Sociedad de Anticuarios de Halifax, al tiempo que la hacienda de Shibden decaía y las minas de carbón se expropiaban. John Lister murió en 1933 y se llevó con él todo lo que había desvelado.

A su muerte, el municipio de Halifax se convirtió en propietario de Shibden Hall y todos los documentos de la familia pasaron a la administración local. Edward Green, bibliotecario del municipio, obtuvo permiso para acceder a los archivos, y se llevó a su hija Muriel para catalogarlos. Muriel estuvo dos años catalogando los libros de John Lister, descubriendo así los documentos de Anne y también sus cartas. Dichas cartas le fascinaron, y comenzó a transcribirlas para una monografía. Descubrió también las partes codificadas, pero al no poder decodificarlas, se centró en las anteriores. Ante esto, en 1837 Edward Green contactó con Arthur Burrel, que aún vivía, en Londres. Este, al entender que Halifax era la nueva «propietaria» de los papeles de Shibden Hall, le descubrió la clave del descifrado; dicha clave solo la poseía él (Arthur Burrel), cuyo original dio a Green. Este solo le dio una copia a su hija Muriel, y guardó la original bajo llave.

Muriel Green había seguido centrada en las cartas y en la catalogación de la documentación. Publicó The Shibden Hall Muniments, un listado catalogado de forma exhaustiva de la documentación de Anne. Así, la labor de Muriel consistió en la catalogación y transcripción de sus cartas, que terminó alrededor de 1938. Por tanto, el retrato que pudo transmitir de Anne Lister se concentraba más en sus relaciones sociales y vínculos de sus viajes y d York, y parte de su infancia (en la que expresaba su frustración y preocupación por el decrecer del estatus de su familia cercana en comparación al de sus tíos de Shibden Hall y Northgate). No expuso más sobre su sentir íntimo, excepto alguna muestra de afecto en absoluto «comprometedora».

La clave de descifre del código siguió bajo llave.

Phyllis Ramsden

Si bien parece que entre la anterior época y esta hubo varias publicaciones más e intentos de dar a conocer los escritos de Anne Lister, fue veinte años después, en 1958, cuando la historiadora Phyllis Ramsden, miembro del comité de educación municipal, interesada en los diarios de Anne, se reunió con su colaboradora y amiga londinense Vivien Ingham. El director de los museos de Halifax, responsable de Shibden Hall, les permitió llevarse los volúmenes de dos en dos para transcribirlos, con la prohibición de publicar nada sin su previo consentimiento, pero facilitándoles la copia original de la clave de Arthur Burrel. Ambas leyeron los volúmenes y realizaron una exhaustiva cronología de la vida de Anne Lister, incluyendo resúmenes de las partes codificadas. La compilación, de alrededor de 1966 y que comienza en el año 1817, esboza las partes con contenido más íntimo de las que antes nadie quiso saber, aun censurando cierto pasajes; resumieron algunos como «contenido exclusivamente personal».

En 1964 se creó en un nuevo servicio de archivo en Halifax, por lo que Ramsden e Ingham solicitaron permiso para publicar. Aun habiendo dado permiso previo el Comité General del Consejo, se les instó a obtener un segundo de la Secretaría Municipal, que aunque dio su afirmación, obligó a enviar el asunto a una tercera fase de aprobación al Subcomité de Bibliotecas y Museos. Comenzó así un conjunto de tramas burocráticas que no hizo sino retrasar cualquier publicación por temor a mancillar el nombre de la familia.

Se alcanzó así 1967, cuando la ley de delitos sexuales descriminalizó las conductas masculinas homosexuales. El interés de Ramsden seguía enfocado en los viajes de Anne y en ocultar «ciertas» facetas de su vida. Ingham, al contrario, defendía la importancia de los extractos codificados. Poco antes de su muerte, en 1969, dejó un sorprendente artículo llamado Anne Lister in the Pyrenees, donde defiende la relevancia y valor historiográfico y social de las partes secretas, arengando el no desdeñarlas. Tras la muerte de Ingham, Ramsden siguió con su enfoque en las exploraciones y viajes; intentó escribir un libro de esta faceta de Anne Lister, pero no encontró quien le publicara. Conservó, sin embargo, las cartas mecanografiadas, e intentó, con el objetivo de mantener el «decoro» del nombre Lister, deshacerse de parte del material.

Gracias a la labor de Ingham y Ramsden, los diarios de Anne Lister, catalogados cronológicamente, quedaron resumidos por entradas de forma pormenorizada y precisa. Sin embargo, sus aportaciones no se pudieron conocer más allá de Yorkshire.

Helena Whitbread

En los años ochenta, los servicios de biblioteca y archivística se modificaron y mejoraron, permitiendo completar y terminar de compendiar los «Documentos de Shibden Hall». Así, en 1983, los veinticuatro volúmenes y dos cuadernos previos comenzaron a pedirse prestados y pasaron a ser accesibles al público general. Al tiempo, en 1984, el periódico The Guardian publicó un artículo sobre los documentos de Shibden Hall, The two million word enigma (entonces aún no se había descubierto la mayor envergadura de los mismos).

Helena Whitbread, estudiante entonces, se introdujo en los archivos y se dedicó a transcribir y descifrar pacientemente parte de los diarios de Anne Lister. De ahí resultó su publicación I know my own heart, obra que permitió proyectar los escritos de Anne Lister a nivel internacional. Si bien resulta una transcripción exhaustiva y pionera (al incorporar, ahora sí, los pasajes explícitos que referencian sus relaciones y lesbianismo), incorpora 115.000 palabras (un 13 por ciento de los años 1817-1824), un 3por ciento del total de la obra de Anne Lister.

Ante su publicación, varios revisores se preguntaron por la ambigua manera por la que la edición no explicaba cómo fueron descifradas las partes codificadas, ni por qué se habían incluido. Helena Withbread también se encontró con la controversia de su zona, pues consideraban que dados los anteriores trabajos sobre Anne Lister (enfocados cada uno en un punto y censurados en algunas partes), el suyo no se adecuaba a aquel contenido y retrataba «otra» Anne Lister, y con el foco además en sus relaciones con otras mujeres en lugar de potenciar su parte intelectual, aludiendo a la publicación de la intimidad de lo que Anne Lister por algo codificó. Con todo, la portentosa labor de Helena Whitbread facilitaría la divulgación de la figura de Anne Lister; más tarde publicaría una reedición de su primera obra, con respuesta a algunas de las primeras preguntas, y otra sobre la estancia de Anne Lister en París (1824-1826).

***

Sin duda nos gustaría resumir y analizar cada episodio que aventuraron los diarios para llegar hasta nuestras manos, y sin duda sería tarea justa, si bien no la que nos compete entre estas hojas. Nos quedamos con la reflexión de la propia Jill Ll.: transcribir solo el 80 por ciento de los diarios supondría casi nueve años completos con nueve personas dedicadas a ello en exclusiva.

En el año 2011, los diarios de Anne Lister pasaron a formar parte del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO, que señala que ha sido el «relato exhaustivo y dolorosamente honesto de la vida de las lesbianas y las reflexiones sobre su naturaleza lo que ha hecho que estos diarios sean únicos. Han determinado y continúan determinando la dirección de los Estudios de Género y de la Historia de la Mujer en Reino Unido».


1 Anne protagonizó varias exploraciones y escaladas; se convirtió en la primera mujer que ascendió el Monte Perdido de los Pirineos (en 1830), y luego protagonizó el primer ascenso oficial al pico Vignemale (Viñamala), de 3.298 metros. Por esto se la conocería en Francia como «Lady Lister».

2 En dicho lugar fue erigida en su honor, en 2018, una pequeña placa azul rodeada del simbólico arcoíris, donde reza: «ANNE LISTER. 1791-1840. Intrépida disidente de género. Celebró compromiso marital con Ann Walker, sin reconocimiento legal, en esta iglesia. Pascua, 1834 (ANNE LISTER. 1791-1840. Gender non-conforming entrepreneur. Celebrated marital commitment, without legal recognition, to Anne Walker in this church. Easter, 1834).

3 Jill Liddington, investigadora de la Universidad de Leeds, realizó una extensa investigación y recopilación de información sobre la historia de Anne Lister en 1994, consciente de las escasas y sesgadas referencias que de ella iba encontrando. Las publicó en su obra Presentanting de Past: Anne Lister of Halifax 1791-1840 (Ed. Pennine Pens, 2010).

4 Ann Walker residía desde 1834 en Shibden Hall. En 1836 Anne Lister había establecido en su testamento legarle toda la hacienda Lister, a condición de que esta no se casara.

5 Vid: Liddington, Presentanting de Past: Anne Lister of Halifax 1791-1840 (Ed. Pennine Pens, 2010).

ANNE LISTER: DE 1816 A 1824

En 1816, instalada en Shibden Hall, Anne sufre un doloroso giro en su vida afectiva: Marianne Belcombe, su amiga y amante, accede a casarse con Charles Lawton, de Cheshire, un viudo mucho mayor que le aventura una vida cómoda. Herida por lo que Anne considera una «traición», navegará entre el amor más profundo y la desconfianza absoluta hacia Marianne, con la que seguirá carteándose y viendo de manera ocasional. Seguirá proyectando y sugiriéndole un tiempo futuro en que compartan juntas el resto de sus días, si bien el sueño se irá desvaneciendo con el transcurso de la realidad. Al mismo tiempo seguirá manteniendo distintos encuentros con Isabella Norcliffe.

Así, en 1817, con veintiséis años, Anne se preocupa de cultivar su formación, que sitúa bajo la tutela del Sr. Nigth (aunque de forma interrumpida) y de manera autodidacta. Se centra en el estudio de los clásicos, de la Literatura, de las Matemáticas, etc. En dicho año también menciona su sueño de escribir (y vivir de su escritura), rumor que se extiende en la cerrada sociedad de Halifax. Permanece mucho tiempo en Shibden Hall, optando por una cierta soledad que la aleje de ciertas «vulgaridades» que la rodean. Ello, junto a su actitud en ocasiones bastante tajante y aparentemente orgullosa, provoca cierto rechazo en alguno de sus círculos sociales, que no comprende su aislamiento y le achacan soberbia, si bien reconociendo y admirando sus grandes capacidades, conocimientos y sofisticación. En añadido, al ser tan bien considerada la familia Lister, el que Anne Lister considerara frecuentar determinadas compañías o familias resultaba para muchos un cumplido y provocaba cierta rivalidad incluso entre ellos.

Bajo la dependencia económica de su tío, comienza a ayudar en alguna gestión relacionada con sus propiedades. Si bien había dejado atrás a sus amigos de York (la familia Duffin, la familia Norcliffe, la familia Belcombe, la Srta. March…) les regala visitas durante el año, así como a los Priestley.

La vida afectiva de Anne permanece, todo este tiempo, estrechamente ligada a Marianne. A comienzos de este año, además, Marianne y Anne practican una extrema cautela en sus intercambios epistolares y en sus encuentros (que se verán menguados), tras encontrar Charles una de las cartas de Anne Lister en la que menciona sus antiguos anhelos de un proyecto de vida futuro juntas, lo que le provoca una actitud enormemente celosa y suspicaz. También mencionará sus encuentros con su amiga de la infancia Isabella Norcliffe, que vive cerca de York (en Malton, en Langton Hall). Es el matrimonio de Marianne (a quien Isabella presentó a Anne en 1812) lo que hace reforzar esa relación y complicidad con Isabella, recuperando su figura de amante en ocasiones (si bien gradualmente se iría deteriorando por los hábitos alcohólicos de Isabella).

En cuanto a su formación, Anne incorpora también la asistencia a las conferencias o series de charlas que tienen lugar por su zona. Entre ellas, las de Dalton, donde además conoce a una joven, la Srta. Browne, con la que entabla una amistad de alrededor de dos años a pesar de pertenecer su familia a una clase inferior a los Lister. Si bien el interés de Anne iba más allá de lo amistoso, este se fue resquebrajando ante las ausencias de la Srta. Browne (que visitaba con frecuencia su familia en Harrogate) y su futuro matrimonio.

En noviembre del presente año, el tío de Anne muere, así como su madre (Rebecca Lister), de forma repentina. Sus navidades, en general y este año en particular, transcurren de forma austera.

***

El año 1818, en que Anne cumple veintisiete años, comienza de forma sosegada, tras los fallecimientos familiares y la «reclusión» de Marianne en Lawton Hall (a causa del celo de Charles) y los viajes de la familia Norcliffe por Europa (de luto, además, por la muerte de una de sus hijas y de su cuñado Charles Best, marido de Mary, hermana de Isabella). Por ello se dedica a sus estudios, a la relación epistolar con determinadas amistades, y a frecuentar algún evento social cuando la ocasión lo requiriera.

En abril, la Srta. Elizabeth Browne regresará de Harrogate, suponiendo una oportunidad para Anne de frecuentarla y pasar tiempo con ella (en la biblioteca, la iglesia, de paseo, etc.). Así, su interés por ella se acrecentará, con los consecuentes rumores y el malestar que les provocará a ambas (con, por ejemplo, la familia Greenwood como instigadora). Dichas habladurías solo menguarán en la época otoñal, en la que ambas se ausentarán para ofrecer distintas visitas, familiares unas, amistosas en el caso de Anne, como a los Norcliffe, a su amiga Ellen Empson (en Elvington), o a los Duffin y Belcombe en York.

***

1819 será el año en que Anne interrumpe su al principio intensa amistad con la Srta. Browne, tras el compromiso matrimonial de esta con el Sr. Kelly (de Glasgow) y su ida de Halifax. Anne decide realizar un nuevo viaje a París, de mayo a junio, con su tía Anne, donde pasa casi un mes. A su regreso, intenta retomar sus rutinas sociales, intelectuales (como las visitas frecuentes a la biblioteca), la iglesia, etc.

En junio recibirá la visita de Isabell Norcliffe, durante la cual Anne comenzará a perder el interés en ella como futura compañera de vida, al mismo tiempo que la Srta. Browne se irá a Glasgow para casarse, en septiembre, con el Sr. Kelly (pasando a ser la Sra. Kelly). Anne seguirá encontrándose con Marianne de forma discreta, entre otros lugares, en Manchester. También será objetivo de una broma en el periódico, y vivirá el reflujo de la masacre de Peterloo,6 con barracas erigidas que produjeron que las tropas se aproximaran a Halifax ante la previsión de altercados.

***

En 1820, Anne y Marianne permanecen en York durante febrero y marzo, sumándose Isabella al término de la estancia. De regreso, Marianne se queda en Shibden Hall hasta abril. En septiembre, Anne visita a los Duffin en York, y en octubre acude a Langton Hall a quedarse un tiempo con la familia Norcliffe, a la que también acude a visitar una amiga común, la Srta. Vallance, desde Kent. Allí permanece hasta comienzos del año siguiente, describiendo en sus diarios tanto las etapas de mayor tedio como las distintas situaciones de rivalidad por su presencia y celos por sus atenciones en la casa.

***

En enero de 1821 Anne regresa a Shibden Hall desde York. En julio, viaja a Newcastle (a Staffordshire) como madrina del bebé del hermano de Marianne, Stephen (Steph). A este, doctor, Anne acude tiempo días después cuando comienza a padecer los mismos síntomas que Marianne, que parece sufrir una enfermedad venérea. Sin poder dirigir ninguna acusación, las dos consideran que Charles (protagonista de bastantes episodios extramaritales) se la ha transmitido a Marianne y esta, posteriormente, a Anne, que recoge su experiencia al respecto en los diarios.

En septiembre realiza una larga visita a York, donde adquiere una calesa y un caballo. También visita Market Weigthon a propósito de los asuntos de su padre y visita con frecuencia a Marianne y a Isabella, y a los Duffin y los Belcombe. En diciembre acoge a Marianne unos días en Shibden.

***

En 1822 Anne frecuenta York, al ir adquiriendo responsabilidad en relación a determinados asuntos de su padre, de nuevo insolvente. Parece que la única opción para que este salga adelante es vender su propiedades, y que él y su hermana Marian se instalen en el extranjero o en Northgate House (en Halifax).

Febrero transcurre en Shibden Hall con Isabella, mismo mes en que su tía Lister, que vivía en Northgate House, muere. Con la propiedad vacante, Isabella y Anne discuten si arrendarla; queda claro que, si bien es anhelo de Isabella, Anne no quiere compartir su vida con ella.

Con treinta y un años, Anne comienza a querer asentar su vida. Sin haberse recuperado del todo de la enfermedad venérea, Marianne ocupa sus pensamientos, aunque al estar esta cada vez más acomodada a su vida de casada, el sueño de vivir con ella el resto de sus días se va escapando entre sus dedos. Es una época en que Anne aminora sus visitas en Halifax y York e intenta establecer nuevas amistades con más rango, dejando un poco de lado a «los de casa», asunto que le es reprochado por las personas de más confianza.

En julio, ella y su tía realizan un viaje por Gales del Norte, donde se encuentra con Marianne una noche, y donde visitarán a las damas de Llangollen,7 las cuales le profesan mucho interés al identificarse en cierto modo con ellas. También se carteará con alguna amiga, como la Srta. Isabella MacLean (a quien le habla de la Srta. Ponsonby) y Marianne e Isabella, que evidencian rivalidad entre ambas por el corazón de Anne.

En agosto de ese año, Anne firma su testamento en favor de Marianne. Posteriormente realiza un viaje a Francia con su padre y su hermana Marian (de Selby a Londres, de Londres a Dover y de Dover a Calais). La vergüenza por su padre se intensifica: siempre posee deudas, su gestión es nefasta, y su presencia y sus modales son «ordinarios» para ella. Le plantea la idea de vender Market Weigthon para pagar sus deudas y que ellos vivan en el extranjero, pero su padre no quiere vivir en Francia.

Están en París hasta finales de septiembre. En noviembre, Anne irá a Langton Hall a visitar a los Norcliffe, y protagonizará continuas idas y venidas con Isabella con quien, consciente ya de que no será compañera de Anne, seguirá manteniendo cierto vínculo sexual.

***

En 1823 Anne conoce, en febrero, a la Srta. Pickford (que visita a su hermana la Sra. Wilcock), y frecuenta su compañía. La Srta. Pickford se confía en ella y su forma de pensar, y menciona lo especial de su relación con otra mujer, la Srta. Threlfall. Comprendiendo Anne la similitud de ese vínculo con el suyo, ve cómo la ciudad vuelve a rumorear que frecuenta a otra muchacha.

En abril, Anne visita York y deja allí en las barracas su caballo Hotspur, para ser amaestrado. En agosto tiene lugar un episodio que hace que la relación de Anne con Marianne no pueda volver a ser la misma. Dispuesto el plan de que Marianne, en su trayecto a Scarborough, pararía en Hallifax a recoger a Anne para pasar una noche en York juntas (luego Anne volvería a Halifax para ir más tarde ella misma a Scarborough), Anne siente una tremenda ansiedad por verla. Por ello no la espera en Halifax, sino que recorre el largo camino por el que la diligencia tenía previsto su paso desde Lancashire. Así, tras un gran esfuerzo a través de los páramos Anne aparece en medio de la nada en Blackstone Edge, con el aspecto propio del empeño y la excitación por el encuentro, para el espanto de los ocupantes de la diligencia, Marianne incluida. Esta situación provoca un tenso primer encuentro y numerosos enfrentamientos posteriores entre ellas. Con todo, en septiembre viaja a Scarborough (para juntarse con Marianne y sus hermanas, Lou y Elizabeth), aún con la impresión del encuentro anterior. Allí permanece hasta finales de septiembre, para visitar luego a la familia Norcliffe. En York, a finales de ese otoño, asiste al Festival de Música (que se celebra en la catedral). Allí permanece hasta octubre; de vuelta a Shibden Hall, acoge allí unos días a Marianne.

Anne sigue oscilando entre su anhelo por estar con Marianne y su preocupación por lo que había ocurrido en verano. Sus sentimientos ya no son los mismos; es consciente de que Marianne se avergüenza de ella en público (en ocasiones la siguen evitando por su aspecto masculino) y que la herida de sus desencuentros es demasiado profunda. Ya no se siente tan joven; comienza a sufrir cierto desencanto alrededor, y a proyectarse sobre la administración de las propiedades, viajar, y aspirar a un estatus social. Sigue dedicada a atender a sus caballos, su formación y estudios, mantener algunas visitas sociales, y mantener su relación epistolar con sus amistades. También, como acto simbólico, destruye muchos recuerdos (cartas, notas…) de su pasado, mientras los círculos sociales continúan murmurando sobre ella y las nuevas amistades de alta sociedad que frecuenta cada vez más.

***

1824 comienza para Anne con un buen estado de ánimo, consciente de la confianza que en su casa depositan en ella sus tíos y habiendo dejado algo olvidado el nefasto verano y otoño. Intenta idear mejoras para la hacienda y recuperar ciertas relaciones en el entorno de Halifax que se habían deteriorado con el tiempo.

En este año, los vínculos afectivos con las personas sobre las que depositó sus afectos, Isabella y Marianne, se debilita; en el caso de la primera, debido a su cada vez mayor irascibilidad y hábito de beber, si bien se siguieron visitando la una a la otra. Con Marianne todavía conserva cierta intensidad en la relación, aunque a Anne le afecta la reticencia de Marianne por su aspecto y por la obsesión por ocultar cualquier muestra o sospecha de su vínculo. Al seguir casada, su círculo e intereses difieren cada vez más de los de Anne, por lo que el afecto se va distanciando.

Mientras, en Shibden Hall, el tío y la tía de Anne se hacen mayores, por lo que Anne adquiere cada vez más responsabilidades. Cómoda con su compañía, en julio Anne y su tía hacen un pequeño viaje por la zona de los lagos. Poco después, así como era su deseo, viaja al extranjero para respirar aire nuevo: el 24 de agosto de 1824 se va a París con su criada Cordingley. Allí vivirá hasta el 31 de marzo de 1825, aumentado su sofisticación, intelectualismo y distancia de lo que luego la volvería a rodear a su regreso.


6 En un clima de pésimas condiciones económicas y falta de sufragio en el Norte de Inglaterra, las ideas radicalistas se fueron extendiendo. Así, el 16 de agosto de 1819, en Mánchester (en St. Peter’s Field), los escuadrones de caballería cargaron contra un multitud de manifestantes (entre 60 000 y 80 000 personas) que, capitaneada por el radicalista Henry Hunt, solicitaba una reforma de la representación parlamentaria.

7 Se trata de Lady Eleanor Butler y Sarah Ponsonby, dos mujeres irlandesas que decidieron, en 1788, vivir juntas el resto de su vida en una casita de campo en Llangollen, en Gales del Norte. Ello provocó cierta historia acerca de sus figuras, su modo de vida casi aislado en medio de la naturaleza y sobre lo profundo de su amistad (que ellas negaban de cualquier otra índole), en la que Anne parecía entrever más bien una relación afectiva. Varias son las obras que recogen la historia de las damas de Llangollen.

DRAMATIS PERSONAE

Familia Lister

Shibden Hall

Anne Lister (Sra. Lister): tía de Anne Lister

James Lister: tío de Anne Lister

Elizabeth, Cordingley, Betty, George: criados de la familia

Market Weigthton

Jeremy Lister (capitán Jeremy Lister): padre de Anne Lister

Rebecca Lister: madre de Anne Lister (fallece en noviembre de 1817).

Marian Lister: Marian, hermana de Anne Lister

Northgate:

Joseph Lister: tío de Anne Lister (hermano de James y Anne, de Sihbden Hall).

Fanny y Thomas: criada y criado de la familia.

Halifax

Sr. Nigth: mentor y profesor de Anne Lister; vicario de Halifax.

Familia Priestley: amigos de Anne Lister. Viven en Haugh-End (afueras de Halifax)

Srta. Pickford: amiga de Anne Lister. Vive en Saville-hill.

Srta. Henrietta Crompton: amiga de Anne Lister

Familia Greenwood (Cross-Hills)

Srta. Caroline Greenwood

Srta. Susan Greenwood

Srta. A. Staveley

York

Familia Belcombe

*M, Marianne: Marianne Pierce Belcombe; Marianne Lawton tras su matrimonio. Amiga y amante más importante en la vida de Anne Lister.

Dr. William Belcombe: padre de Marianne.

Sra. Belcombe: madre de Marianne.

Nantz: Anne Belcombe. Hermana de M.

Harriet, H., Sra. Milne: Henrietta Belcombe, Henrietta Milne tras su matrimonio. Hermana de M.

Coronel Milne: esposo de Henrietta Milne.

William Milne: hijo de Henrietta y el coronel.

Eli: Eliza Belcombe. Hermana de M.

Lou: Louisa Belcombe. Hermana de M.

Steph: Dr. Henry Stephen Belcombe. Hermano de M.

Familia Norcliffe (Langton Hall)

*Isabella Norcliffe (Tib): amiga y amante de Anne.

Sr. Norcliffe: padre de Isabella.

Sra. Anne Norcliffe: madre de Isabella.

Charlotte Norcliffe: hermana de Isabella N.

Mary Norcliffe (Mary Best, Sra. Best, viuda Best): hermana de Isabella N.

Rosamond: hija de Mary.

Mary Ellen: hija de Mary.

Major Norcliffe: hermano.

Familia Empson (Elvington)

Ellen Empson: antigua amiga de Anne Lister, casada con el Sr. Empson.

Sr. Empson: marido de Ellen Empson.

Petergate y Mickelgate (York)

Srta. Marsh: amiga de Anne Lister

Sr. Duffin: William Duffin, amigo de Anne Lister. Personaje de influencia en la época (médico e intelectual). Posterioremente en relación con la Srta. Marsh.

Cheshire (Lawton Hall)

Marianne Lawton (Belcombe): esposa de Charles Lawton (desde 9/03/1816).

Charles Lawton: marido de Marianne.

CABALLERO JACK

LOS DIARIOS DE ANNE LISTER

Nota de la traductora

Traducir por vez primera al castellano la parte nuclear de los diarios de Anne Lister supone el honor de vehicular la voz y visión de uno de los mayores personajes contemporáneos denostados por el tiempo de los que se intenta hacer justicia. Del mismo modo supone una exigente tarea que reclama, en primer lugar, un respeto a la idiosincrasia del texto: un diario, un texto escrito no gestado para ser leído por terceros, y por tanto con una intensidad variable, sin intención de lucimiento estético; a ratos muy sofisticado y a ratos muy coloquial, siempre salido de las entrañas y del interior de su protagonista y situado en el contexto de comienzos del siglo xix y el de una mano que está desarrollando su personalidad y, por tanto, una soltura de pluma y una madurez cognitiva que plasmará su cotidianidad con cada vez más precisión.

No se encontrará por tanto la persona que los lee ante una «adaptación» de los diarios de Anne Lister, sino con un obsesivo intento de hacerle llegar «los» diarios de Anne Lister, con la consciencia de que solo pueden «ser» los que «están».8 No pretende ser esta, tampoco, una recopilación exhaustiva de todos sus diarios, pero sí, en esta edición, una selección representativa de la increíble figura de Anne Lister. Se encontrará, por ello, con una selección de las partes consideradas más representativas, desde algún fragmento de 1816 hasta 1824, momento en que Anne realiza su extenso viaje a París.

La tarea se ha abrazado con enérgico entusiasmo y, reiteramos, el máximo cariño y respeto al honor de su autora y protagonista, Anne Lister. También con la consideración de quien ya antes se acercó a su figura9 —con especial mención a Helena Whitbread y Jill Llilington—, labor venturosa dada la idiosincrasia del texto: un diario, «diario» y cotidiano, nacido de una intimidad que no pretendía ser desvelada, y por ello en gran parte cifrado. Se podrá encontrar en él, así, mucha emoción, descripción, referencias a eventos sociales, lecturas, obras musicales… y por supuesto, pasiones, desamores, y descripciones de encuentros íntimos, siempre explícitos y sutiles.

Para esta labor vehicular, y en pro de una mayor coherencia textual, se ha decidido no optar por lo que implicaría una transcripción: se han omitido abreviaturas, errores, falta de puntuación, etc. Por el contrario, se le ha pretendido dotar de la personalidad y emoción con la que Anne Lister describía y la firmeza de su puño, el impulso de cada palabra como alivio y ejercicio de recuerdo, con sus reiteraciones, sus construcciones, su evolución estilística y su rasgo de «diario».

Nuestra intención es que se descubra, se admire y seduzca, tanto como a nosotras y como a tantas otras, la figura y la persona de Anne Lister.


8 Los diarios de Anne Lister se encuentran en los archivos del Distrito de Calderdale, y se puede acceder a ellos de manera digital a través del catálogo del West Yorkshire Archive Service.

9 Hughes, Patricia. The Early Life of Miss Anne Lister and the Curious Tale of Miss Eliza Raine. (Hues Books, 2010)

Liddington, Jill. Female Fortune: Land, Gender and Authority (…), 1833–36 (Rivers Oram Press, 1998).

Liddington, Jill. Presenting the Past: Anne Lister of Halifax, 1791–1840 (Pennine Pens, 1994).

Green, Muriel. Miss Lister of Shibden Hall: Selected Letters (1800–1840). (The Book Guild, 1992).

Whitbread, Helena. I Know My Own Heart: The Diaries of Anne Lister 1791–1840. (Virago Press, 1988)

Whitbread, Helena. The Secret Diaries Of Miss Anne Lister (Hachette Digital. 2010 / 1988)

Whitbread, Helena. No Priest but Love: The Journals of Anne Lister from 1824-1826. (Virago Press. 2015 / 1992).

1816

Lunes 11 de noviembre (Halifax)

Anoche recibí un muy buen beso. Anne me lo dio con gusto, al no considerar necesario rechazarme más.10

Miércoles 13 de noviembre (Halifax)

Preguntó si yo consideraba que eso estaba mal, si la Biblia lo prohibía, y dijo que se sintió extraña cuando oyó a Sir Thomas Horton mencionarlo. Con destreza esquivé cada punto; dije que el caso de Sir T. H. era un asunto bastante diferente. Que aquello estaba tajantemente prohibido y notablemente castigado en la Biblia; que lo otro, desde luego, no era nombrado. Además, Sir T. H. había demostrado ser un perfecto hombre al tener un hijo, y era infame vincularse a los dos sexos, pero hay seres tan desafortunados como para no ser lo bastante perfectos y, en el caso de mantenerse a un lado de la cuestión, no hay excusa para ellos. Sería difícil negarles una gratificación de ese tipo. Abogué, en mi propia defensa, la fuerza del sentimiento natural y el instinto, ya que así podía llamarlo, al siempre haber tenido la misma inclinación desde la infancia. Que había sido conocido para mí, por así decirlo, por disposición. Que yo no había cambiado nunca y ningún esfuerzo por mi parte había sido capaz de contrarrestarlo. Que las muchachas me gustaban y siempre me habían gustado. Que nunca había sido rechazada por ninguna y que, sin intención de justificar el asunto, esperaba que en tales circunstancias pudiera ser excusada.


10 Los primeros extractos de los diarios de Anne Lister de los que se tiene archivo datan del 11 de agosto de 1806 y fueron escritos de forma interrumpida hasta 1810. Los correspondientes al periodo desde entonces hasta 1816 están presumiblemente perdidos.

En los extractos de este año, a comienzo del cual Mariana se casa con Charles Lawton, Anne Lister describe el dolor y frustración de un amor dolido, así como, entre otras, su estancia y sus acercamientos hacia la hermana de Mariana, Sarah Anne Belcombe, a quien llama también «Nantz» o solo «Anne». (N. de la T.).