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Siglo XXI / Colección Hitos

John Merriman

Masacre

Vida y muerte en la Comuna de París de 1871

Traducción: Juanmari Madariaga

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Tras la desastrosa derrota francesa en la guerra franco-prusiana, los parisinos hambrientos y políticamente desencantados tomaron las armas. Expulsaron a los leales al régimen y a los soldados, y erigieron barricadas en las calles en nombre de una sociedad más justa. La Comuna de 1871 fue un movimiento revolucionario que mantuvo el poder en París entre el 18 de marzo y el 28 de mayo, autoproclamándose independiente y con un gobierno de autogestión donde el poder era ejercido por la soberanía popular. También fue uno de los capítulos más trágicos en la historia europea ya que su breve utopía terminó con la «Semana Sangrienta», matanza brutal de más de 15.000 parisinos a manos de las fuerzas institucionales. Para entonces, los bulevares de la ciudad habían sido incendiados y sus monumentos derribados. Más de 40.000 parisinos fueron investigados, encarcelados o forzados al exilio, en una purga a manos de un gobierno nacional conservador cuyos seguidores se sentían mucho más horrorizados por los escombros amontonados que por los cadáveres apilados.

En este libro, John Merriman explora las raíces radicales y revolucionarias de la Comuna, esbozando vívidos retratos de los comuneros –trabajadores ordinarios, artistas famosos y mujeres extraordinarias convertidas en incendiarias– y su vida cotidiana tras las barricadas, examinando las ramificaciones contemporáneas de la Comuna en el papel del Estado y la soberanía en Francia y en Europa. Masacre. Vida y muerte en la Comuna de París de 1871, narración apasionante, evocadora y profundamente conmovedora, ofrece una imagen completa de un momento decisivo de la historia, aquella primavera en que París ardía bajo el fuego de los cañones y sus ciudadanos eran dueños de sí mismos, y revela cómo el espíritu indomable de la Comuna sacudió los cimientos de Europa.

«La mayor virtud de la escritura de Merriman es el modo de particularizar a los participantes de la Comuna. Por primera vez en la vasta literatura académica sobre el tema, son individuos complicados que cobran vida, en lugar de héroes proletarios o meros rostros en la “multitud” o la “chusma” de la imaginación de la derecha. Merriman relata la historia de la breve subida de la Comuna y la brutal caída al detalle, con intensidad hora por hora, y explota el dramatismo de esta historia».

New Yorker

«Desde documentos y fuentes primarias, Merriman cuenta la historia de la violenta guerra de clases a través de los ojos de los participantes y observadores de la lucha. Aunque de corta duración, la Comuna tuvo implicaciones significativas, influyendo tanto a políticos como a teóricos, incluso a Karl Marx. Simbolizaba la última de las revoluciones del siglo XIX y el germen de la represión brutal y sistemática del siglo XX. Recomendado para los lectores de la historia moderna política, económica, tanto francesa como europea».

Library Journal

«Una narración desgarradora […] La escritura de Merriman, sencilla y objetiva, captura la rapidez con que transcurrieron los acontecimientos en París desde el nacimiento de la Comuna hasta la Semana Sangrienta, cuando el Ejército de Versalles invadió París y ejecutó entre 12.000 y 15.000 comuneros».

Publishers Weekly

John Merriman es Charles Seymour Professor of History en la Universidad de Yale. Su labor tanto investigadora como divulgadora de la Historia europea ha sido galardonada con el premio Yale’s Harwood F. Byrnes/Richard B. Sewall, y reconocida en Francia con un Doctor Honoris Causa y en Polonia con la Medalla al Mérito al Servicio Educativo concedida por el Ministerio de Educación de Polonia. Entre sus numerosos libros encontramos A History of Modern Europe Since the Renaissance (1996), The Stones of Balazuc: A French Village in Time (2002), Police Stories: Making the French State, 1815-1851 (2005) y The Dynamite Club: How A Cafe Bombing Ignited the Age of Modern Terror (2009).

Diseño de portada

RAG

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Título original

Massacre. The Life and Death of the Paris Commune of 1871

© John Merriman, 2014

© Siglo XXI de España Editores, S. A., 2017

para lengua española

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.sigloxxieditores.com

ISBN: 978-84-323-1854-2

Para Don Lamm

AGRADECIMIENTOS

Por lo que puedo recordar, siempre he estado fascinado por la Comuna de París de 1871. Mi libro anterior era un estudio centrado en la figura de Émile Henry, un joven intelectual anarquista que arrojó una bomba en el Café Terminus, cerca de la Gare Saint-Lazare, en la capital francesa en febrero de 1894. Su objetivo era matar a tantas personas como fuera posible. Sus blancos eran burgueses corrientes que tomaban una cerveza y escuchaban música antes de volver a casa. Mi argumento era que la bomba de Henry representaba los orígenes del terrorismo moderno. Pero había un subtexto: el del terrorismo de Estado. El Estado francés, como el italiano y el español, utilizaba el miedo a los anarquistas –y la mayoría de los anarquistas no eran terroristas en absoluto– para reprimir a la oposición política. Émile Henry era hijo de un militante de la Comuna de París de 1871, condenado a muerte in absentia por el gobierno provisional francés de Adolphe Thiers. Fortuné Henry había visto de cerca el terrorismo de Estado. Los soldados que luchaban para el gobierno de Versalles mataron o ejecutaron a miles de personas corrientes.

Hace seis o siete años, la Bibliotheque historique de la ville de Paris organizó una exposición de fotos tomadas durante la Guerra Franco-Prusiana de 1870-1871 (en la que Prusia y sus aliados alemanes aplastaron el Segundo Imperio de Napoleón III) y durante la Comuna. Una de esas se me quedó fijada en la mente: parisinos elegantes de clase alta que regresaban a la capital francesa después de que sus ejércitos hubieran aplastado la Comuna de París durante la Semana Sangrienta, del 21 al 28 de de mayo de 1871. Ellos aplaudían el terror organizado por el Estado francés, que había triturado a los parisinos que querían ser libres.

Un día, mientras caminaba hacia mi despacho en el Branford College en Yale, decidí investigar y escribir un libro sobre la vida y muerte de la Comuna de París, centrándome en las experiencias representativas de los comuneros pero también de algunos de quienes se oponían a ellos.

El Centro MacMillan y el Fondo Griswold Whitney de la Universidad de Yale me ofrecieron apoyo para la investigación para este libro. Bertrand Fonck, con quien Caroline Piketty me puso en contacto, me posibilitó el acceso a expedientes en el Archivo de la Defensa en Vincennes que, de otro modo, me habría resultado imposible.

Para escribir sobre la Comuna de París de 1871, me he beneficiado enormemente de los importantes estudios de Laure Godineau, Éric Fournier, Carolyn Eichner, David Shafer, Gay Gullickson, Quentin Deleurmoz, Marc César y Stewart Edwards. He admirado durante mucho tiempo y, en particular, he aprendido de los magníficos trabajos académicos de Robert Tombs y Jacques Rougerie, esenciales para cualquier persona interesada en la Comuna. Tom Kselman, Colin Foss y Joe Peterson también me ofrecieron sugerencias extraídas de sus conocimientos de la época. Quiero expresar igualmente mi agradecimiento a alguien con quien nunca me he encontrado, Olivier Marion, cuya mémoire de maîtrise sobre la Iglesia católica durante la Comuna (no publicada, disponible en los Archives Departamentales des Hauts-de-Seine) merece más amplia difusión. En Fayl-Billot, Haute-Marne, donde nació el arzobispo Georges Darboy, me gustaría dar las gracias a Philippe Robert, hasta hace poco tiempo cura de la parroquia, y a Jean-Remy Compain.

Tuve la increíble fortuna en la Universidad de Michigan de poder estudiar con Charles Tilly, quien dirigió mi tesis hace mucho tiempo, y de haberlo tenido como amigo. Como es el caso de muchas personas en muchos campos, la muerte de Chuck en 2008 sigue siendo una enorme pérdida. Pour leur amitié et la manière dont ils ont inspiré mes travaux, je tiens à remercier chaleureusement a Michelle Perrot, Alain Corbin, Jean- François Chanet, Dominique Kalifa, Sylvain Venayre, Maurice Garden e Yves Lequin. Si bien la investigación para este libro tuvo lugar en París, en su mayor parte lo escribí en Balazuc (Ardeche). Allí tengo la fortuna de contar como amigos con Lucien y Catherine Mollier, Hervé y Françoise Parain, Eric Fruleux y Mathieu Fruleux. Gracias también allí a William Clavaroyet de «La Feniere» y Lionel Pélerin de «Chez Paulette», y a Paulette Balazuc. En Polonia, donde he tenido el placer de pasar gran cantidad de tiempo durante los últimos ocho años, debo dar las gracias a Andrzej Kaminski, Wojciech Falkowski, Krzysztof Lazarski, Adam Kozuchowski y Eulalia Lazarska, así como a Jim Collins; en Ruan, a Jean Sion; en París, a Jean-Claude Petilon y Sven Wanegffelen; en Estados Unidos, a Bruno y Flora Cabanes, Charles Keith, Mark Lawrence, Gene Tempest, Joe Mal­loure, Jim Read, Steve Shirley, Gil Joseph, Dick y Sandy Simon, Mike Johnson, Steve Pincus, Sue Stokes y Peter Gay. Nuestra familia le debe también mucho a Victoria Johnson.

Peter McPhee y yo llevamos mucho tiempo hablando sobre historia francesa, y mucho más desde que nos encontramos por primera vez en 1974 –ça passe vite, le temps–. Leyó el primer borrador de este libro y me ofreció sus extremadamente útiles comentarios. En la Fletcher Company estoy en deuda con Christy Fletcher y Melissa Chincillo, y con Donald Lamm, quien ha apoyado este proyecto desde el principio. Una vez más, Don aportó sus capacidades de edición sin par a uno de mis libros. Melissa, con la ayuda de Anne van den Heuvel, obtuvo los derechos de publicación para las imágenes que se reproducen en el libro, sirviendo de mucha ayuda cuando el tiempo apretaba. En Yale University Press, Londres, muchas gracias a Robert Baldock, director, y a Rachael Lonsdale, editor, por sus ánimos y buen humor. En Basic Books, quiero agradecer a Lara Heimert, editora, y a Katy O’Donnell y a Jennifer Kelland.

Laura Merriman ha pasado gran parte de su vida en Francia, en Balazuc, pero está con frecuencia en París, donde tuvo lugar esta trágica historia. Chris Merriman llegó por primera vez a Balazuc con sólo 10 días, y luego pudo pasar años en la escuela en Francia, por lo que también conoce muy bien París. Mi esposa Carol Merriman contribuyó con sus habilidades de edición a este libro y ha aportado mucha felicidad a mi vida, incluidos Laura y Chris.

Donald y Jean Lamm han sido nuestros amigos durante décadas. Don ha representado siempre lo mejor en el campo de la publicación. Este libro está dedicado a él como testimonio de gratitud y amistad y con gran admiración.

Balazuc, 7 de junio de 2014

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