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Acerca del autor


Eduardo Rojas Eduardo Rojas Rebolledo (1970) es sudcaliforniano por sentimiento. Estudió historia en la Universidad Nacional Autónoma de México y en la Universidad de Santiago de Compostela. Es autor de los libros de cuentos De luces y sombras (1994) y Cuentos crueles (2004); y de los ensayos El Cid entre líneas (1997) y De alquimia e imposibles (2004). Actualmente vive en Galicia. La ruta del Aqueronte es su primera novela publicada.

LETRAS MEXICANAS

La ruta del Aqueronte

EDUARDO ROJAS REBOLLEDO

La ruta del Aqueronte

Fondo de Cultura Económica

Primera edición, 2006
Primera edición electrónica, 2010

Para escribir esta novela el autor contó durante un año con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

Ilustración de portada: El Bosco, El Juicio Final (detalle del panel principal). Reproducida con la autorización de la Gemäldegalerie der Akademie der bildenden Künste Wien. Fotografía: Marco Antonio Pacheco

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.

ÍNDICE

Proemium

FOLIO PRIMERO

Aquí se habla de mi viaje a Burgos, de los sufrimientos del clima invernal y de cómo en la señorial ciudad supe de la historia que estoy presto a contar.

FOLIO SEGUNDO

Este folio habla de la llegada de la comitiva del buen Rodrigo Blasco a Puente la Reina; de la sorpresa que les causó no encontrar a Alexandere de Tolosa; además de tratar de decir de las angustias que a don Rodrigo le produce la empresa que debe sortear.

FOLIO TERCERO

Cómo y por qué Aira de Silos recuerda cosas de su vida, además de ver y oír terroríficas y demoniacas cosas en el bosque por donde camina.

FOLIO CUARTO

Donde se habla de Álvar Gonzálvez, de cómo llegó a ser un buen caballero y de su misteriosa muerte mientras pernocta en el bosque; además de decir de las alucinaciones de Aira de Silos.

FOLIO QUINTO

Donde se habla del triste despertar de Puente la Reina, del asombro que causó a todos, incluyendo a Alexandere de Tolosa que llegaba con la reliquia; además de decir de la prueba de honor a la que se sometió valeroso Domingo Estevan.

FOLIO SEXTO

Aquí se habla de Joseph, un viejo recuerdo de mi vida; de cómo el testimonio de Aira de Silos sobre la muerte de Álvar es considerado una fantasía; además de decir del error que se comete al sospechar de un grupo de buhoneros que recorre inocente los alrededores.

FOLIO SÉPTIMO

Donde se explican los orígenes de la reliquia y el verdadero fin de la empresa; de las violentas acciones emprendidas contra los buhoneros; de la angustia que le produce a Aira de Silos el maltrato carnal hecho a una joven; además de decir de la aparición del giboso que lanza, de nuevo, amenazadoras palabras y estridentes risas.

FOLIO OCTAVO

Donde se dice de los avatares por los que pasó Aira de Silos en el monasterio, además de referir los fuertes recuerdos que tuvo hacia Jimena, su único amor.

FOLIO NOVENO

Aquí se cuenta, señores, de la estadía de Rodrigo Blasco, Ferrán Yuannes y Domingo Estevan en la ciudad de Nájera; de la disertación que estos tres caballeros y el abad Raimondo tienen con respecto a la reliquia, y a los modos y al carácter del rey Alfonso. Además de contar de la llegada de Hipólito de Tormes que cargaba consigo nuevas de Alexandere y Juan de Sant Fagún.

FOLIO DÉCIMO

En este folio os hablaré de la mágica señal que me empujó a escribir este manuscrito; del encuentro de los caballeros en Santo Domingo de la Calzada; de los recuerdos que Aira tiene de Jimena; y, señores míos, escucharéis de las muertes de Hipólito de Tormes y Juan de Sant Fagún.

FOLIO UNDÉCIMO

En las siguientes líneas se dice del pasado de Aira de Silos; de las circunstancias que le empujaron a abandonar el monasterio; de los amargos sucesos que hubo de afrontar en su regreso a casa. Se dirá también del porqué el corazón del escudero se convirtió en arcilla negra; y cómo, presa del dolor más grande, llama a las fuerzas del mal y entabla su disputa con Dios.

FOLIO DUODÉCIMO

En este folio, que ya es el ocaso, se dirá del despertar último de la comitiva en Santo Domingo de la Calzada; se dirá de los cadáveres de Hipólito de Tormes y Juan de Sant Fagún; y se dirá, además, del enfado que producen tales hechos en Alexandere de Tolosa, que abandona la empresa acompañado de Domingo Estevan y la hueste completa.

FOLIO DECIMOTERCERO

EPÍLOGO

RECONOCIMIENTOS

A Eva, robando con buena fe las palabras de Renault de Beaujeu: “Para la que por amor y sin engaño me ha dado el sentido para hacer una canción, por ella, quiero escribir una novela de un cuento de aventuras muy hermoso”.

Es un gran placer haber sido invitado a hacer lo que me deleita: rimar una aventura.

JEAN RENART, El lai de la sombra

Pero aquellas almas, que estaban desnudas y fatigadas […] cambiaron de color, rechinando los dientes, blasfemando de Dios, de sus padres, de la especie humana, del sitio y del día de su nacimiento, de la prole de su prole y de su descendencia; después se retiraron todas juntas, llorando fuertemente, hacia la orilla maldita en donde se espera a todo aquel que no teme a Dios.

DANTE, Divina Comedia, “Infierno”, Canto III

¡Sí! Hay abismos que el amor no puede franquear, pero debe sepultarse en ellos.

BALZAC, La piel de zapa

PROEMIUM

Todo lo que me dispongo a contar, ¡y lo juro, señores míos!, es pura verdad. Después de años de vacilación y miedo, he decidido llevar esta historia hasta su final. Aunque la historia no me pertenezca, porque yo no la viví ni la presencié, un gentilhombre, un hijo de algo y no un embaucador ni cualquier tipo de hombre de poco creer, me la contó con tanta fe y con tal conocimiento de causa, que no dudé —ni en una palabra— de su autenticidad. Su nombre: Aira de Silos.

La historia versa sobre los avatares maravillosos, terroríficos y aventureros que sucedieron en ese camino —Dios lo sabe santo porque más de un mil de miles lo han recorrido—, que llega hasta la tumba del apóstol Santiago en las montañosas tierras de Galicia. El camino parte de los Pirineos y recorre bellas e importantes ciudades cristianas, en donde las iglesias y lugares santos son tan monumentales y con tal detalle construidos, que no se podría decir, sin riesgo a equivocarse, cuál es más en espiritualidad.

En el mencionado camino se dieron lugar un grupo de hombres cabales y valerosos, tanto por su fe como por su gran conocimiento en el arte de la guerra. Allí estaba, como autoridad y mando, el burgalés Rodrigo Blasco, caballero sin tacha y de alma pura; a sus órdenes le seguía, proveniente de Francia, Alexandere de Tolosa, cuya belleza y valentía eran conocidas más allá del Rhin; el salmantino Álvar Gonzálvez que presumía tener más batallas que el furioso Orlando; el segoviano Domingo Estevan y el murciano Ferrán Yuannes; además del clérigo Juan de Sant Fagún y el joven escudero Aira de Silos, a quien le debo el conocimiento de esta historia y el más grande de los afectos. Todos ellos tenían la expresa tarea de custodiar hasta Santiago de Compostela una reliquia del padre de la Iglesia, san Pedro Apóstol, por órdenes de nuestro amado y sabio rey Alfonso.

Y ya que Fortuna me colocó en el lugar y momento indicados para enterarme de este suceso, que con una mano se enumeran los que han oído de él en todo el mundo cristiano, siento el deber y la obligación de comenzar a escribir. Sólo pido, porque lo deseo con el alma, que todos los hechos aquí contados trasciendan entre los hombres como la constancia más vívida de los artilugios de la maldad y como el ejemplo más claro de la negra eternidad que procura el amor roto.

Destino lo ha querido así,

¡y que así sea!

Estas líneas las comienzo en Zamora en el año de era de MCCLXXXII, siendo fiel súbdito de Adefonsus Dei gratia Rex.