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JUAN FERNANDO SELLÉS

ANTROPOLOGÍA

DE LA INTIMIDAD

LIBERTAD, SENTIDO ÚNICO

Y AMOR PERSONAL

EDICIONES RIALP, S.A.

MADRID

© 2013, by JUAN FERNANDO SELLÉS

© 2013, by EDICIONES RIALP, S. A.

Alcalá, 290 - 28027 Madrid (www.rialp.com)

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Realización ePub: produccioneditorial.com

ISBN: 978-84-321-4329-8

ÍNDICE

PORTADA

PORTADA INTERIOR

CRÉDITOS

INTRODUCCIÓN

1. EL MÉTODO DEL CONOCIMIENTO PERSONAL

PLANTEAMIENTO

1. LA BÚSQUEDA CLÁSICA DEL MÉTODO

2. LOS PROBLEMAS DE LA «REFLEXIÓN»

3. LA PRETENSIÓN DE IDENTIDAD SUJETO-OBJETO

4. LA APELACIÓN AL CONOCIMIENTO SUBJETIVO

5. LA DEFENSA DE LA INCOGNOSCIBILIDAD DEL SUJETO

6. LA NEGACIÓN DEL SUJETO

7. LA SUSTITUCIÓN DE LA INTELIGENCIA POR EL SENTIMIENTO

8. EL RECURSO A LA FE SOBRENATURAL

9. REQUISITOS DEL CONOCIMIENTO DE SÍ

BREVE PROPUESTA DE SOLUCIÓN

2. HOMO PATIENS O EL PROPIO DESCONOCIMIENTO

PLANTEAMIENTO

1. EL MAL EN LA INTIMIDAD

2. EL MAL EN EL YO

3. EL MAL EN LA INTELIGENCIA

4. EL MAL EN LA VOLUNTAD

5. LOS MALES CORPÓREOS

6. LOS MALES AFECTAN DE MODO DISTINTO A LOS HOMBRES

7. EL MAL ES INCOGNOSCIBLE

8. TRATO ADECUADO DE LOS PROFESIONALES DE LA SALUD CON LOS ENFERMOS

9. EL HOMBRE DOLIENTE

EN SÍNTESIS

3. ACTUS ESSENDI Y ESSENTIA EN ANTROPOLOGÍA

PLANTEAMIENTO

1. UNA PINCELADA HISTÓRICA

2. LA NATURALEZA HUMANA

3. LA ESENCIA HUMANA 70

4. EL ACTO DE SER HUMANO

5. LO NATURAL Y LO SOBRENATURAL

6. SER Y TENER EN EL HOMBRE

7. EL CONOCIMIENTO NATURAL DEL VALOR DE LA VIDA

8. ¿QUIÉN ES LA PERSONA HUMANA?

9. LO TRASCENDENTAL EN EL HOMBRE

COROLARIO

4. TRASCENDENTALES METAFÍSICOS Y PERSONALES

PLANTEAMIENTO

1. TRES TESIS A FIN DE CRIBAR LOS TRASCENDENTALES

2. NOCIONES LÓGICAS CLÁSICAS SIN ALCANCE TRASCENDENTAL

3. NOCIONES CLÁSICAS CON REFERENCIA REAL SIN ALCANCE TRASCENDENTAL

4. NOCIONES CLÁSICAS CON ALCANCE TRASCENDENTAL

5. LOS TRASCENDENTALES CLÁSICOS PROBLEMÁTICOS

6. EL ORDEN DE LOS TRASCENDENTALES METAFÍSICOS

7. PERFILANDO LA CUESTIÓN

8. SI LA BELLEZA ES DISTINTA DE LOS DEMÁS TRASCENDENTALES O LA REUNIÓN DE ELLOS Y CÓMO SE CONOCE

9. SI LA LIBERTAD ES DISTINTA DE LOS TRASCENDENTALES PERSONALES O LA REUNIÓN DE ELLOS Y CÓMO SE ALCANZA LA UNIDAD DE LOS TRASCENDENTALES

SUMARIO

5. LIBERTAD PERSONAL Y ESPERANZA

PLANTEAMIENTO

1. MÁS ALLÁ DE OCKHAM

2. MÁS ALLÁ DE LA PERFECCIÓN

3. MÁS ALLÁ DE LA «TOTALIZACIÓN»

4. IMPLICACIONES RELEVANTES

5. ESPERANZA E INCONFORMIDAD

6. ESPERANZA VERSUS IDENTIDAD

7. LOS SINÓNIMOS DE «IDENTIDAD»: «FIN EN SÍ», «SER EN SÍ», «SER PARA SÍ», «AUTORREALIZACIÓN», «FIDELIDAD A SÍ»

8. FILOSOFÍA Y ESPERANZA

9. LA ESPERANZA SOBRENATURAL

PARA TERMINAR

6. TRASCENDENTALIDAD DEL CONOCER PERSONAL

PLANTEAMIENTO

1. PROPEDÉUTICA

2. LA AMPLIACIÓN DE LA REALIDAD TRASCENDENTAL

3. LUZ TRANSPARENTE, AUSENCIA DE IDENTIDAD Y CARÁCTER DUAL

4. EL CONOCER PERSONAL Y LOS TRASCENDENTALES PERSONALES INFERIORES

5. EL CONOCER PERSONAL Y EL TRASCENDENTAL PERSONAL SUPERIOR

6. LA BÚSQUEDA DE TEMA

7. EL TEMA DEL CONOCER PERSONAL ES FUTURO

8. ¿CUÁL ES EL TEMA DEL CONOCER PERSONAL?

9. LA APERTURA AL FUTURO METAHISTÓRICO

UN BREVE AÑADIDO

7. EL ACCESO A DIOS DEL CONOCER PERSONAL HUMANO

PLANTEAMIENTO

1. UNA MIRADA A LA HISTORIA

2. DESPEGAR UNA MACLA DE SIGLOS

3. LA TRANSPARENCIA DEL CONOCER PERSONAL

4. LA APERTURA COGNOSCITIVA NATURAL SUPERIOR

5. EL TEMA DEL INTELECTO PERSONAL

6. ¿LA APERTURA DEL CONOCER PERSONAL A DIOS ES AXIOMÁTICA?

7. ¿CÓMO ES SU BÚSQUEDA DE TEMA?

8. LA ELEVACIÓN SOBRENATURAL DEL CONOCER PERSONAL: LA FE

9. EL «LUMEN GLORIAE» Y EL CONOCER PERSONAL

CONCLUYENDO

8. LA TRASCENDENTALIDAD DEL AMOR PERSONAL

PLANTEAMIENTO

1. VERSIONES DEFICIENTES DE LA VOLUNTAD

2. EL AMOR ES SUPERIOR AL ACTO Y VIRTUD DE LA VOLUNTAD

3. EL AMOR ES SUPERIOR AL BIEN

4. EL AMOR PERSONAL ES CRECIENTE

5. LAS DIMENSIONES DEL AMAR PERSONAL: DAR, ACEPTAR Y DON

6. EL AMOR Y LA COEXISTENCIA PERSONAL

7. EL AMOR Y LA LIBERTAD PERSONAL

8. EL AMOR Y EL CONOCIMIENTO PERSONAL

9. UNA IMPLICACIÓN DIVINA DEL AMOR PERSONAL ES…

EN CONCLUSIÓN

9. DEL AMOR PERSONAL HUMANO AL DIVINO

PLANTEAMIENTO

1. LA APERTURA AMOROSA AL MUNDO

2. AMOR DE SÍ POSITIVO Y NEGATIVO

3. EL AMOR PERSONAL A LOS DEMÁS

4. LA APERTURA AMOROSA A DIOS

5. LA ELEVACIÓN DE LA APERTURA AMOROSA A DIOS

6. EL AMOR PERSONAL DIVINO RESPECTO DEL HOMBRE

7. LA MISERICORDIA DIVINA

8. EL AMOR PLURIPERSONAL DIVINO (I): EL DAR Y EL ACEPTAR

9. EL AMOR PLURIPERSONAL DIVINO (II): EL DON

RECAPITULANDO 284

10. LA TRASCENDENTALIDAD DE LA BELLEZA PERSONAL

PLANTEAMIENTO

I. LA CUESTIÓN DEL MÉTODO

1. El planteamiento tomista

2. Belleza y afectividad

3. La distinción jerárquica de niveles cognoscitivos de belleza

II. LA BELLEZA EXTERNA 301

1. La belleza categorial

2. La belleza de la esencia de la realidad física

3. La belleza de los actos de ser extramentales

III. LA BELLEZA HUMANA

1. La belleza de la naturaleza humana

2. La belleza de la esencia humana

3. La belleza del acto de ser personal humano

APÉNDICE: LA BELLEZA PERSONAL DIVINA

LACÓNICAMENTE

11. ¿LA PERSONA HUMANA PUEDE CULMINAR DESDE SÍ? EL DESTINO DE LA PERSONA HUMANA

PLANTEAMIENTO

I. LA CULMINACIÓN

1. Hitos del problema

2. La imposibilidad de autoconocimiento completo

3. El límite ontológico indica que el ser humano es creatural

II. LA NATURALEZA DEL DESTINO PERSONAL HUMANO

1. Los filósofos ante el destino

2. Naturaleza del destinarse

3. Libertad personal humana y destino

III. EL DESTINATARIO

1. Destinarse a instancias menores

2. La renuncia a destinarse: el egoísmo

3. Destinarse a Dios

EN SUMA

12. ANTROPOLOGÍA DE LA INTIMIDAD Y CRISTIANISMO

PLANTEAMIENTO

1. HOMBRE CREADO ES HOMBRE ELEVADO

2. ¿IMAGEN DE DIOS EN LA NATURALEZA HUMANA O EN LA PERSONA HUMANA?

3. PERFECTA IMAGEN E IMÁGENES PERFECTIBLES

4. LA FILIACIÓN EN LA NATURALEZA Y ESENCIA HUMANAS

5. LA FILIACIÓN EN EL ACTO DE SER PERSONAL HUMANO

6. ALGUNAS CONSECUENCIAS PRÁCTICAS

7. LA PERSONA HUMANA COMO SER ETERNIZABLE O ASUMIBLE

8. LA EXPRESIÓN «HIJOS EN EL HIJO»

9. ¿QUÉ REVELA EL HIJO DE LOS HIJOS?

COMO COLOFÓN

BIBLIOGRAFÍA

INTRODUCCIÓN

La mayor parte de antropologías que se han elaborado hasta el momento, tanto las clásicas como las recientes, atienden más a las manifestaciones humanas que a la intimidad personal. La corporeidad y las diversas potencias o facultades del hombre, por humanas, son muy importantes, pero no lo más relevante de lo humano, porque superior a ellas es la persona, cada quién, que es irreductible a ellas. El autor de este estudio no se conforma con los habituales planteamientos, y es precisamente esta inconformidad la que le ha impulsado a conformar este trabajo.

La intimidad personal humana no debe confundirse con las dimensiones manifestativas humanas, sean estas sensibles —cuerpo, sentidos, apetitos, sentimientos sensibles, lenguaje, trabajo, cultura, técnica, economía, etc.—, o inmateriales —el conocer de la inteligencia, el querer de la voluntad, las tipologías del yo o personalidades—. Por eso la antropología de la intimidad no se reduce a las disciplinas filosóficas que estudian tales dimensiones, bien se refieran estas a lo sensible humano: filosofía de la vida, del lenguaje, de la cultura, del derecho, de la empresa, filosofía política, sociología…, o bien atiendan a las dimensiones inmateriales de que dispone la persona: psicología, teoría del conocimiento, ética…

La antropología de la intimidad tampoco debe reducirse a la metafísica, porque esta última, ajustadamente tomada, no tiene como fin propio el estudio del hombre. En efecto, aunque se hable de «antropología metafísica», esta denominación no es adecuada, ya que, en sentido estricto, la metafísica estudia las realidades fundantes, es decir, los primeros principios de la realidad extramental, mientras que la antropología del perfil que aquí se trabaja, no tiene como tema ninguna realidad de ese tipo, puesto que la persona humana no es un primer principio, sino una realidad que ha aparecido en segundo lugar, después de existir los primeros principios de la realidad: el ser del universo y el de su Creador. Con todo, no por ser segunda, la persona humana es menos importante que alguno de los primeros principios, pues alguno de estos no es personal.

Una persona no puede ser ni fundada ni fundante; lo primero, porque de serlo no sería constitutivamente libre; lo segundo, porque si fundará, aquello que realizase sería necesario, no libre. La metafísica versa sobre lo necesario; la antropología de la intimidad, sobre lo libre. Lo libre es superior a lo necesario. La libertad personal exime, pues, de incluir la antropología dentro de la metafísica, pues si se la incluye, se tiene que doblegar la libertad a la necesidad, pero entonces no se alcanza a conocer la realidad de la libertad personal humana, sino, a lo sumo, ciertas manifestaciones de la libertad en las potencias superiores (inteligencia y voluntad). Con dicha inclusión se estudia el ser del hombre en común con el resto de los seres, pero no su distinción como acto de ser. Y esta generalización es una indudable pérdida.

El acto de ser personal humano es radicalmente distinto de los actos de ser extramentales, pues el humano es libre, mientras que los otros son necesarios. Esto indica que el acto de ser personal humano es un añadido de ser respecto del ser extramental, y lo que añade es precisamente la libertad. En consecuencia, si el estudio del ser personal humano se incluye en el de los demás seres, se pierde de vista su distinción radical, es decir, su libertad constitutiva. No es que la persona humana «tenga» libertad, sino que la «es». Con todo, cada persona es una libertad distinta.

El intento de inclusión de la antropología dentro de la metafísica es debido seguramente a que la metafísica es una disciplina filosófica que tradicionalmente ha tenido profuso prestigio, hasta el punto de haber sido usualmente considerada —desde Aristóteles— el superior de los saberes filosóficos. Según esta notable reputación adquirida, al atribuir la expresión «metafísica de» a otras realidades humanas tales como, por ejemplo, el conocimiento, la familia, el descanso, etc., los recientes autores que así titulan sus escritos pretenden dotar de mayor relevancia a tales estudios. Pero no por llamarlos así devienen estos más valiosos, sino justo a la inversa.

En efecto, al usar el término «metafísica» como equivalente de «estudio importante, sólido, capital» de tal o cual realidad, con ello se consigue justo lo contrario de lo que se persigue, a saber, que el término «metafísica» no se emplee rigurosamente, es decir, para sus temas propios, y que los temas humanos a los que se atribuye se traten de un modo que no les es adecuado, es decir, que no se estudien según la libertad que los atraviesa, sino según la necesidad. Por lo demás, la libertad que comparece en las diversas manifestaciones humanas tiene como su fuente la intimidad personal humana. Por tanto, es a esta a la que principalmente hay que prestar atención.

En este trabajo se investiga, en primer lugar, cómo se accede noéticamente a la intimidad humana (Cap. 1). Como este asunto es un poco más difícil e inusual para la mayor parte de los interesados, se recomienda al lector un poco de paciencia en la comprensión de este primer capítulo. En segundo lugar se explica cuál es el principal motivo de su desconocimiento (Cap. 2), a saber, precisamente la falta de conocimiento, que no es más que una manifestación del mal. Luego, se pasa a exponer de modo claro que la intimidad personal humana es realmente distinta, por superior, de las manifestaciones humanas (Cap. 3). A continuación se indica que dicha intimidad está conformada por unas perfecciones puras, sin mezcla de imperfección a las que se pueden denominar «trascendentales personales», los cuales son distintos y superiores a los clásicamente llamados «trascendentales metafísicos» (Cap. 4). Los personales son la «coexistencia libre», el «conocer personal» y el «amor personal», los cuales se exploran en los temas siguientes (Caps. 5-9). Tras ellos se estudia la «belleza personal», que se comprende como la unión armónica de los trascendentales personales examinados (Cap. 10). En los temas siguientes se atiende, por una parte, a la apertura constitutiva de cada uno de estos trascendentales al ser divino (Cap. 11) y, por otra, se termina estableciendo los puntos de engarce entre los precedentes descubrimientos antropológicos y algunas verdades que la revelación cristiana expone sobre la persona humana (Cap. 12). De modo que la exposición de los temas es ascendente, es decir, de lo inferior a lo superior de la intimidad. Ahora bien, no se olvide que todos ellos describen —como se ha adelantado— lo superior en el hombre, o sea, la persona, no algo de ella, como habitualmente se lleva a cabo).

Me he ocupado de temas antropológicos afines a los que aquí se ofrecen en otras publicaciones. Por una parte, en mi trabajo Antropología para inconformes [1] expongo todos los temas de la antropología, desde los inferiores referidos a la corporeidad humana hasta los superiores referentes a la intimidad. En cambio, el que aquí ofrece se centra exclusivamente en lo más relevante: en el núcleo personal. Del estilo del mencionado, aunque más amplio, es mi trabajo La persona humana [2] y, por tanto, mantiene con este las mismas diferencias que aquel. Algún otro tema antropológico que aquí se aborda aparece en sus obras: Los filósofos y los sentimientos [3] y El conocer personal [4], pero estos dos se centran exclusivamente en un tema humano: el primero, en los afectos; el segundo, en el conocer personal. De manera que valía la pena dedicar una entera publicación de temas ex novo (no incluidos en ninguna de las precedentes) referida a los diversos rasgos de la intimidad personal humana y su apertura a la trascendencia divina, es decir, a lo más relevante del ser humano.

Unas recomendaciones para el lector. Una, que este atienda al contenido de lo que aquí se expone de modo pausado, sin prisas, pues si bien el texto en modo alguno es críptico, en él subyace bastante y profundo contenido expuesto de modo sintético. O por decirlo más prosaicamente: no está ante una novela. Además, como las averiguaciones que se ofrecen son en su mayor parte novedosas, es decir, no pertenecientes a una tradición filosófica conocida, hay que poner entre paréntesis viejos esquemas mentales, si los hubiera, para hacerse cargo de los hallazgos recientes, los cuales, en modo alguno son contrarios a las tesis verdaderas de la filosofía clásica, sino prosecuciones de aquellas. Otra sugerencia proviene de la experiencia del autor en la exposición de estos temas a diversos públicos de cualesquiera latitudes y continentes, a saber, que hay, sobre todo, un par de «enemigos» de cara a la adecuada compresión del contenido: a) El fideísmo, es decir, el error de considerar que el descubrimiento de la índole de la intimidad personal humana y de su constitutiva apertura a la trascendencia divina es fruto en exclusiva de la fe sobrenatural recibida, es decir, que es algo sobrevenido en vez de ser natural al hombre. b) El culturalismo relativista, o sea, la hipótesis que sostiene que lo que aquí se expone es una opinión más, tan válida como cualquier otra (incluso su contraria), que depende de un contexto o tradición cultural determinado, afirmación que equivale a sostener, en el fondo, que el texto no se casa con la verdad, sino que simplemente juega a lo probable.

Pero no; al autor no le interesa lo probable, sino la verdad. Que esta afirmación no se encuadre en el usual marco de lo «políticamente correcto» o del actual «tolerantismo», no le importa, pues no le interesa quedar «políticamente» bien, ya que prescinde tanto de la «corrección política» como de la «tolerancia mal entendida», porque estima que la primera supone cobardía en orden a defender la verdad, y que la segunda denota pereza mental, y —aparte del lamentable perjuicio que estas actitudes conllevan para quien las defiende y para los demás— uno es libre de no pactar con tales vicios. De entender el trabajo en el marco de uno de esos dos postulados, téngase en cuenta que no hubiese escrito ni una sola palabra, porque ni soy teólogo fiducial, ni autor culturalista. Es más, me ha detenido a fundamentar —en otros lugares[5]— que ambas posiciones son erróneas por contradictorias.

Lo que deseo ofrecer son, más bien, verdades, pero las ofrece a modo de propuestas, porque las brinda a personas libres. Como toda propuesta, estas son, por una parte, de libre aceptación y, por otra, de libre prosecución. Por tanto, estimado lector, en tus manos está no solo ratificar con tu experiencia personal los puntos centrales que aquí se proponen, sino también fomentar tu constitutiva y sana inconformidad prosiguiendo los hallazgos, labor en la que te animo porque a ella te encomienda la misma verdad. Una petición para terminar: si descubres más de lo que aquí se ha expuesto, no dejes, por favor, de hacernos partícipes de tus hallazgos.

En el capítulo de los agradecimientos conviene indicar que, en lo teórico, el autor debe la inspiración de estos trabajos a Leonardo Polo, pues aunque a lo largo del s. XX, algunos filósofos (Scheler, Buber, Julián Marías, etc.) y teólogos (Mouroux, Guardini, Ratzinger, etc.) han intuido alguno o algunos rasgos que conforman la intimidad personal, no los han expuesto rigurosa y explícitamente, ni de acuerdo con un método adecuado para hacerse cargo de su índole y distinción jerárquica. Como solamente Polo ha llevado a cabo con solvencia esta tarea, y como, además, ha sido profesor del autor de este trabajo, no parece descabellado que este siga a tan competente maestro. Ahora bien, como los escritos centrales de antropología de este personaje no son de fácil comprensión, el presente trabajo puede servir de asequible introducción a sus hallazgos. Con esto se ofrece al lector un estudio breve y hacedero sobre lo nuclear de la intimidad personal humana, para que pueda alcanzar a desvelar en cierto modo cómo está conformada su índole y su apertura a la trascendencia divina. Con todo, en manos del lector queda juzgar en qué medida esta publicación cumple dicho propósito.

Por otra parte, en el ámbito práctico, agradezco a mi colega la Dra. María Idoya Zorroza el formateo del escrito. Agradezco también la lectura y sugerencias de Alberto Vargas. Las pequeñas las he incorporado. La más relevante, a saber, la similitud y distinción de esta antropología con la que han ofrecido pensadores recientes destacados —tanto filósofos como teólogos—, así como mi posicionamiento en el actual debate sobre la persona que se expone en algún libro o en alguna revista como, por ejemplo, Communio, no la he introducido, porque, Dios mediante, espero dedicar un libro ex professo a este extremo en un futuro próximo.

JUAN FERNANDO SELLÉS

Universidad de Navarra

e.mail: jfselles@unav.es

[1] Cfr. Antropología para inconformes, Madrid, Rialp, 3ª ed., 2012.

[2] Cfr. La persona humana, vols. I-III, Bogotá, Universidad de La Sabana, 1999.

[3] Cfr. Los filósofos y los sentimientos, Cuadernos de Anuario Filosófico, Serie Universitaria, nº 227, Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2010.

[4] El conocer personal, Cuadernos de Anuario Filosófico, Serie Universitaria, nº 163, Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2003.

[5] Cfr. por ejemplo: Riesgos actuales en la universidad. Cómo librarse de ellos, Madrid, Eiunsa, 2010.