CARLOS CORRAL SALVADOR

Con el asesoriamiento y las colaboraciones puntuales de

Dalmacio Negro Pavon

Catedrático de la Universidad CEU-San Pablo de Madrid

TEOLOGÍA POLÍTICA

Una perspectiva histórica y sistemática

Valencia, 2011

Copyright ® 2011

Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito del autor y del editor.

En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant Humanidades publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com (http://www.tirant.com).

Director de la colección:

Antonio Duato Gómez-Novella

© Carlos Corral Salvador

© tirant HUMANIDADES

edita: tirant HUMANIDADES

C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia

telfs.: 96/361 00 48 - 50

fax: 96/369 41 51

Email:tlb@tirant.com

http://www.tirant.com

Librería virtual: http://www.tirant.es

isbn 978-84-939316-9-8

MAQUETA: pmc Media

Si tiene alguna queja o sugerencia envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no ser atendida su sugerencia por favor lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-de-empresa nuestro Procedimiento de quejas.

Prólogo

La idea de escribir una especie de Teología Política me surgió en Roma explicando en 1980, como Profesor invitado en la Pontificia Università Gregoriana, la asignatura de Derecho Público Eclesiástico (entonces denominado Ius Publicum Ecclesiasticum), al leer a Johan Baptist Metz, Teología del Mundo y Jürgen Moltmann, Teología de la Esperanza —si bien muy rápida y superficialmente— y encontrarme a continuación con la por entonces reciente publicación de la Teología de la liberación, perspectivas del peruano Gustavo Gutiérrez (quien, partiendo de aquellos, elaboraba su propia Teología Política de la Liberación en Hispanoamérica). Y me preguntaba: ¿No tiene el Derecho Público Eclesiástico una clara vinculación con la Teología Política? ¿Qué relación guardan entre sí? ¿No habría que tratar de vincular o al menos poner en relación ambas disciplinas, la del Derecho Público Eclesiástico y la de la Teología Política?

Pero tan ambiciosa y arriesgada me pareció la idea, que la dejé, si no abandonada, sí aparcada del todo.

La idea de volver a acariciar el intento de acercarme de alguna manera metódica a la Teología Política me sobrevino, cuando explicando como catedrático en la Universidad Complutense de Madrid —dentro del Departamento de Relaciones Internacionales— la asignatura de “Fuerzas Religiosas y sociedad Internacional”, me vino a las manos —por medio de la entonces doctoranda y hoy Profesora de la Universidad Nacional a Distancia de Madrid, Paloma García Picazo— “El Programa de Historia de la Teología Política, curso 1999-2000”, desarrollado a lo largo de XXII temas, a cuál más interesantes, por mi colega y amigo Dalmacio Negro Pavón.

Y así es cómo pude saltar de la idea a la propuesta en serio de emprender “una introducción”, “una aproximación”, “una propuesta”, “unas perspectivas” y, al final, “una [no “la”] perspectiva histórica y sistemática” de la Teología Política, tomando como punto de partida precisamente ese mismo Programa. De ahí la propuesta que formulé al Prof. Dalmacio, quien en principio la aceptó, y consiguientemente escribimos algunos artículos (que se convertirán en futuros capítulos) en colaboración. Más tarde, me animó a que yo sólo emprendiera la obra, si bien con su asesoramiento y con algunas colaboraciones puntales suyas.

La ocasión de emprender tan arriesgada obra me la brindaron dos eventos particulares míos. El primero, el quedar libre de dar clases desde el 2005, después de agotar los dos bienios que me concedieron en la Universidad Complutense para seguir impartiendo, ya como Profesor Emérito, el curso “Fuerzas religiosas y Sociedad internacional”. El segundo, el haber redactado y publicado tres monografías vinculadas con mi asignatura y, de alguna forma también, con la Teología Política, cuales son (1) Teoría de las relaciones Iglesia-Estado en 2003 (antes. denominada Derecho Público Eclesiástico) (2) Confesiones religiosas y Estado Español en 2007 y, más recientemente (3), el Derecho internacional concordatario en 2009.

Al resultar imposible hoy por hoy llegar a una Teología Política que pudiera ser, en cierto sentido, una especie de respuesta científica a las Teologías Políticas contemporáneas como las diseñadas por los tres autores arriba citados, nos contentamos —y aun así no deja ser pretencioso y arriesgado— con ofrecer una perspectiva histórica y sistemática de la Teología Política.

Consecuentemente, nos hemos limitado a la Teología Política occidental, donde el tema se plantea agudamente precisamente —como nos advertía el Prof. D. Negro— por la existencia de la Iglesia (auctoritas) al lado del poder político (que desde el punto de vista teológico político sólo sería potestas) como algo distinto.

Por lo mismo, prescindimos de la exposición de las diversas formas de Teología Política, contenidas en las grandes culturas del Oriente mediterráneo (Egipto, Babilonia, Siria e Irán), como en las del Extremo Oriente: China (Confucianismo, Taoísmo y otras filosofías clásicas y postclásicas), India (Tradición Brahmánica, Tratados políticos, Budismo).

Dentro ya del inmenso ámbito de otras religiones, depende de si se admite que en ellas se da una Teología Política (como admite p.e. d’Ors) del que un ejemplo claro sería la Teología Política musulmana, por más que la doctrina del Islán pueda ser considerada por algunos como un sincretismo de paganismo, judaísmo y cristianismo.

Bibliografía principal usada

N. B. Para una Bibliografía ordenada sistemáticamente vide González Montes, Teología Política contemporánea, pp. 204-233.

Las obras colectivas o de AA.VV. van precedidas por dos **

– **AA.VV. (Cardonnel, Chaigne, Domergue, Duclos, Dutheil, Levêque, Seinlet), La fe, fuerza histórica (Barcelona, Estela 1971).

– **AA.VV (A. Dumas, I. Casamayor, L. Beinaert, P. Dabezie; O. Lecocq y P. Blanquart), Teología de la violencia (Salamanca, Sígueme 1971).

Agustín (S.). La Ciudad de Dios [De civitate Dei], 2 vols., 2ª ed. (Madrid, BAC 1964) preparada por Morán J., O. S. A.

Amaladoss, Michaël, Jesús asiático (Bilbao, Mensajero 2007/orig. 2005).

Aristóteles, Opera Omnia, graece el latine, vol. I (Parisiis, Didot 1873).

Idem, Política (Traducción y notas de Manuela García Valdés, Madrid, Gredos 1988).

Idem, Obras Traducción —que citamos en las notas— estudio preliminar, preámbulo y notas por Francisco de P. Samaranch] (Madrid, Aguilar 1977).

Artola, Miguel, Europa (Madrid 2007).

Barth, Karl, Comunidad cristiana y comunidad civil (Madrid y Barcelona 1976).

– ** The Blackwell companion to political theology, [Ed. Scott, Peter] (Oxford 2006) 559 pp.

Boff, Leonardo, La Trinidad, la sociedad y la liberación (Madrid, Paulinas 1987).

Bréhier, Emile, Historia de la Filosofía, Desde la Antigüedad hasta el siglo XVII (Madrid, Tecnos1988).

Brueggemann, Walter, Teología del Antiguo Testamento. Un juicio a Yahwé. Testimonio. Disputa. Defensa (Salamanca, Sígueme 2007, orig. inglés Minneapolis 1997).

Copleston, Frederick, Historia de la Filosofía, t. I4 (Barcelona, Ariel 1979).

Corpus iuris Canonici, Pars II, Decret. Gregorii IX, lib. I, tit. XXIII, cap. VI, col. 196 [Ed. Friedberg, Lipsiae 1881).

Corral, C., La relación entre la Iglesia y la comunidad política (Madrid, BAC 2003).

– ** Corral, C. (coord.), La libertad religiosa, Análisis de la Declaración “Dignitatis humanae” (Madrid 1966).

Cullmann, O., Dieu et César (Neuchâtel 1956).

Idem, Jesús ante los revolucionarios de su tiempo, Culto. Sociedad. Política (Madrid 1971).

Danielou, Jean, El cristianismo y el mundo moderno (Herder1961, orig. 1960).

Del Cura, Santiago, Monoteísmo (in)tolerancia y nuevas mitologías”, en Tolerancia y Fe Católica en España (Salamanca 1996) 113-143.

Idem, “Religión y nacionalismo: convivencia y sustitución. Reflexiones al hilo de la pregunta por el “Monoteísmo como problema” y por “la Trinidad como programa social”, en García Plaza, Amparo, “La fe en el Dios uno y trino: más allá del judaísmo y el paganismo. Estudios sobre el tratado El monoteísmo como problema político, de Erik Peterson”: Estudios Eclesiásticos 78 (2003) 209-270.

Dussel, Enrique, Política de la liberación. Historia mundial y crítica (Madrid 2007) 221.

García-Baró, Miguel, La compasión y la catástrofe. Ensayos de pensamiento judío (Salamanca, Sígueme 2007) 366 pp.

García-Pelayo, M., El Reino de Dios, Arquetipo político (Estudios sobre las formas políticas de la Alta Edad Media) (Madrid1959).

García Picazo, Paloma, La idea de Europa: Historia, cultura, política (Madrid, Tecnos 2008).

García Plaza, Amparo,“La fe en el Dios uno y trino: más allá del judaísmo y el paganismo. Estudios sobre el tratado El monoteísmo como problema político, de Erik Peterson”: Estudios Eclesiásticos 78 (2003) 209-270.

garcía-villoslada, R. - llorca, B. Historia de la Iglesia católica, t. III (Madrid 1967).

Girardi, Jules, Amor cristiano y lucha de clases2 (Salamanca, Sígueme 1975).

Idem, Christianismo, liberation humaine, lutte des classes (Paris, Cerf 1972).

Idem, Diálogo, revoluición y ateismo (Salamanca 1971, orig. Cerf 1969).

Gogarten, Friedrich, Destino y Esperanzas del mundo moderno (Madrid, Marova 1971).

González Antonio, Reinado de Dios e Imperio, Ensayo de Teología social (Santander, Sal Terrae 2003).

González Montes, Adolfo, Teología Política contemporánea, Historia y Sistemas (Salamanca, Uni. Pontif. 1995) 347 pp.

Idem, Religión y Nacionalismo, La doctrina de los dos reinos como teología civil (Salamanca, Uni. Pontif. 1982) 294 pp.

Guardini, R., Cristianismo y sociedad (Salamanca, Sígueme 1998. orig. 1963).

Idem, El Mesianismo en el mito, la revelación y la política (2ª ed., Madrid 1956)

Guichard, Jean, Iglesia y lucha de clases (Salamanca, Sígueme 1973).

Gutiérrez, G., La verdad os hará libres (Salamanca, Sígueme 1989) 49 pp.

Idem, Teología de la liberación, perspectivas (Salamanca, Sígueme 1972).

Häring, B., Violencia y no violencia en el sermón de la montaña en Häring, B., Fornari et alii, La violencia de los cristianos (Salamanca, 1971).

Hengel, M., Jesús y la violencia revolucionaria (Salamanca 1973).

Herzel, Theodor, Judenstaat, Versuch einer modernen Lösung der Judenfrage (Leipzig und Wien 1896; El Estado judío (ed. por S. y G. Fridman, Jerusalén 1979, folleto de 114 pp. in 16º).

Höffner, Joseph, La ética colonial española del siglo de oro, Cristianismo y dignidad humana (trad. F. de A, Caballero, Madrid 1957).

. Illanes, J. L. y Saranyana, J. L., Historia de la Teología (Madrid, BAC 2ª ed. 1996).

Kantorowicz, E. H., The King’s two Bodies. A Study in Mediaeval Political Theology (Princeton 1957); versión española, Los dos cuerpos del rey (Madrid, Alianza 1985)].

Klapert, B., “Reino”, Diccionario Teológico,70-81.

las Casas, Bartolomé de Obras completas (ed. Castañeda, Paulino et alii (Alianza Editorial 1990) 14 vols., de su vol. 2 tomamos De unico vocationis modo omnium gentium ad veram religionem, 1522-1526? (texto bilingüe: Norma única para invitar a todas las gentes a la verdadera religión), como también de su vol. 12 Quaestio de imperatoria vel regia potestate (texto bilingüe: Sobre el poder del emperador o del rey, 1571).

Lograsso, I. B., Ecclesia et Status, Fontes selecti Historiae Iuris Publici Eclesiatici (Roma 1952), citando el (n.) marginal.

Lorz, Joseph, Historia de la Iglesia desde la perspectiva de la Historia de las ideas, Exposición e interpretación del pasado cristiano (orig. 1959, Madrid 1962).

Martínez Fernández, Luis, Los Caminos de la Teología, Historia del método teológico (Madrid, BAC 1998).

Martínez, Julio, L., Ciudadanía, migraciones y religión (Madrid, San Pablo, Comillas 2007).

Metz, J. B., Teología del Mundo (Salamanca, Sígueme 1970).

Idem, La fe en la Historia y la Sociedad (Madrid, Cristiandad 1979).

Idem, Dios y tiempo. Nueva Teología Política (Madrid, Trotta 2002).

Idem, Memoria passionis. Una evocación provocadora en una sociedad pluralista (Santander, Sal Terrae 2007, orig. 2006).

Mikat, Paul, “La predicación en San Lucas y el culto al Emperador. El problema del acatamiento cristiano a la autoridad del Estado”: Revista de Occidente (1972) 267-297.

Moltmann, Jürgen, Esperanza y planificación del futuro, Perspectivas teológicas (Salamanca, Sígueme 1971; orig. 1968).

Idem, Teología de la Esperanza (Salamanca 19894; orig. 1966).

Idem, Teología política, ética política (Salamanca 1987; orig. 1984)

Idem, Trinidad y Reino de Dios, La Doctrina sobre Dios (Salamanca, Sígueme 1983, orig. 1980).

Mühl, Max, Die antike Menschheit in ihrer geschichlicher Entwicklumg (Darmstadt 1975).

Navarro-Valls, R. y Palomino, R., Estado y Religión, Textos para una reflexión crítica2 (Barcelona 2003).

Negro Pavón, Dalmacio, Historia de las formas del Estado, una introducción (Madrid 2010).

Osthathios, G. M., Teología de una sociedad sin clases (Theology of a Classless Society, N. Y., Maryknoll 1980).

Pagola, José Antonio, Jesús, Aproximación histórica8 (Madrid, PPC 2009) 540pp.

Peterson, Erik, “El monoteísmo como problema político”, con Prólogo de Gabino Uríbarri (Madrid, Trotta 199); Idem, ¿Qué es la teología? (1925), La iglesia (1928), El libro de los ángeles (1935) y Testigos de la verdad (1937); Christus als Imperator 1936.

Idem, [Theologische Traktate, ed. de B. Nichtweissb 1994].

Pieris, Aloysius, El rostro asiático de Cristo (Salamanca, Sígueme 1991, orig. 1988).

Idem, Liberación, Inculturación, Diálogo religioso (Estella, Verbo divino 2001).

Idem, “Political Theologies in Asia”, en Blackwell Companion, Cap. 18, pp. 256-270.

Idem, “Political Theologies in Asia”, en Blackwell Companion, Companion to Political Theology.

Idem, An Asian Theology of Liberation (Edinburg 1988).

Platón, Diálogos VIII, Leyes (Libros I-VI) [Introducción, traducción y notas de Francisco Lisi] (Madrid, Gredos 1999).

Idem, Obras completas [Traduc., preámbulos y notas por María Araujo, Francisco García Yagüe, Luis Gil, José Antonio Miguez, María Rico, Antonio Rodríguez Huéscar y Francisco de P. Samaranch] (Madrid, Aguilar 1977).

Prieto, Alfonso. Inocencio III y el Sacro-Romano Imperio (León, Colegio Universitario 1982).

Rahner, H., La libertad de la Iglesia en occidente. Documentos sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado en los tiempos primeros del Cristianismo (Buenos Aires 1949).

Rauwls, John, El derecho de gentes y “una revisión de la idea de razón pública” (trad. Hernando Valencia Vila) (Barcelona, Paidós 2001) 224 pp.

Ratzinger, J., Iglesia, ecumenismo y política. Nuevos ensayos de eclesiología (Madrid, BAC 1987).

Sabine, George, Historia de la Teoría Política (Fondo de Cultura Económica de España, S.L., 5ª imp. (10/2000); 698 pp.

E. P. Sanders, Jesús y el Judaísmo (Madrid, Trotta 2004, orig. Inglés 1985).

Schussler Fiorenza, Elisabeth, en Un mundo justo, frente a la Teología imperial. (Salamanca, Sígueme 1973).

Schmitt Carl, Catolicismo romano y forma política (Estudio preliminar, traducción y nota de Carlos Ruiz Miguel) 96 p. (Römischer Katholicismus und politische Form, 1923, reeditada en 1925) (3ª ed. Berlín, Duncker & Humblot 1968).

Idem, Politische Theologie, Vier Kapitel zur Lehre von der Souveränität (München und Leipzig 1922); 2ªed. (Edit. Von Duncker & Humblot, Munich und Leipzig 1934), traducida por Conde, Javier, “Teología Política”, en Estudios Políticos (Madrid 1941), reeditada en Schmitt, C., Estudios políticos (Madrid, Doncel 1975).

Idem, Romanticismo político, traducción de Rossi, Luis A. y Schwarzböck, Silvia (Quilmas, Universidad Nacional de Quilmas Ediciones 2001); orig. Politische Romantik, 1919.

Schnackenburg, R., Reino y Reinado de Dios. Estudio bíblico teológico (Madrid1967, orig. alemán 1965).

Idem., Testimonio moral del NT (Madrid 1965).

E. P. Sanders, Jesús y el Judaísmo (Madrid, Trotta 2004, orig. inglés 1985).

– **Selecciones de Teología, número monográfico sobre “Teología Política” conteniendo los artículos condensados de: [I] K. Barth, K. Rahner, J. B. Metz, H. Cox, J. B. Metz, E. Hoeflich y H. de la Valette; [III] R. Shaull; H. Gollwitzer, H. Assmann; [IV] K. Lehmann, R. Spaemann, [V] “Perspectivas Pastorales”, M. Josuttis, C. G. Renes J. M., Setién,; W. Pannenberg,; J. Moltmann,; [VI] W. Kasper

Setién, J. M., Laicidad del Estado e Iglesia (Madrid, PPC 2007).

Snell, Bruno, El descubrimiento del espíritu, Estudios sobre la génesis del pensamiento europeo en los griegos (Barcelona, Acantilado 2007)

Sölle, Dorothee, Teología Política (Salamanca, Sígueme 1972).

Spinoza, Baruc (Benedictus), [latín + alemán], Tractatus theologico-politicus/ Adnotationes ad Tractatum theologico-policum (Heildelberg/ Carl Wintersuniversitaetsbuchhandlung, [que reproduce la Edic. de Hamburgo de 1570, Continens Dissertationes aliquot, quibus ostenditur libertatem Philosophandi non tantum salva Pietate, & Reipublicae Pace posse concedi: sed eamdem nisi cum Pace Reipublicae, ipsaque Pietate tolli non posse]).

Idem, Spinoza: Tratado teológico-político (Trad. Atilano Domínguez, Alianza editorial, Madrid 1986).

– [Suarez] R. P. Francisci Suarez e Societate Jesu, Opera Omnia (Parisiis, Ludovicum Vivès 1856-1878 en 28 tomos) aquí TT. 5 y 6.

– ** Sureau, Denis, Una nueva teología política (en torno a la radical orthodoxy) (Granada, Nuevo inicio 2010.

Tamayo Acosta, J. J. - Floristán C., Conceptos fundamentales del cristianismo (Madrid, Trotta 1993).

Tamez, Elsa, The Amnesty of grace, Justification by Faith from Latin Amercan Perspective (Nashville, Abingdon Press 1993).

– ** Taubes, J. (ed.), Religionstheorie und Politische Theologie, T. 1, Der Fürst dieser Welt, Carl Schmitt und die Folgen2 (W. Fink y F. Schöning 1983); T. 2, Theokratie (W. Fink y F. Schöning 1987).

Idem, La teología política de Pablo (Madrid, Trotta 2007).

Truyol, Antonio, Historia de la Filosofía del Derecho y del Estado, 1. De los orígenes a la baja Edad Media6 (Madrid, Alianza Universidad 1978) 2 tomos. 3. Idealismo y positivismo (Madrid 2004).

– Ullman, Walter, Historia del pensamiento político en la Edad Media [traducción de Rosa Vilaró Piñol] (Barcelona: Ariel, 1997).

Vall, Héctor, Iglesias e Ideología Nazi, El Sínodo de Barmen (1934) (Salamanca 1976).

Van Imschoot, P., Teología del Antiguo Testamento (Madrid 1966, orig. francés 1966).

Vitoria (ed. Urdánoz, T.) Obras de Francisco de Vitoria, Relecciones teológicas (Madrid 1960): *De potestate civili, 1528 (pp. 149-195); De Homicidio 1530 (pp. 1083-1130); De matrimonio, 1531(pp. 859-936); *De potestate ecclesiae I (pp. 242-327) et II (pp. 353-409), 1532); **De Indis recenter inventis relectio prior Prior, 1532 (641-726); *De Indis, sive de iure belli hispanorum in barbaros, relectio posterior, 1532 (pp. 811-858); De potestate papae et concilii, 1534 (pp. 430-490); De augmento caritatis et diminutione, 1535 (pp. 956-994); De eo, quod tenetur homo, cum primum venit ad usum rationis, 1535 (p. 1292); De simonia, 1536 (pp. 1136-122); De temperantia, 1537 (pp. 1004-1069); De arte magica, 1540 (pp. 1228-1291).

Werner, Jäger, Cristianismo primitivo y paideia griega. [O zeus nomos; nomos basileus] (Madrid, Fondo de Cultura Económica de España 1995).

Idem, Paideia: los ideales de la cultura griega (Buenos Aires, Fondo de Cultura 1957); [orig. Paidea, Die Formung des griechischen Menschen, I, II, III, 1933-47].

Idem, La teología de los primeros filósofos griegos (Madrid, Fondo de Cultura Económica 1952; 4ª reimpresión, 1993).

Siglas y abreviaturas

A.A.S. – Acta Apostolicae Sedis

A.T. – Antiguo Testamento

DH – Dignitatis humanae, Concilio Vaticano II

GS – Gaudium et Spes, Concilio Vaticano II

LG – Lumen gentium, Concilio Vaticano II

NS – Nacional Socialismo

NT – Nuevo Testamento

TP – Teología política

Capítulo I
Introducción1

En las últimas décadas el tema de la teología política en sus diversas dimensiones se ha convertido en un asunto que trasciende a la teología y a la hermenéutica, afectando a la historia del pensamiento y de las ideas en general y de las ideas y el pensamiento políticos en particular. Y dentro de la Teología a la Teología Fundamental de manos de Metz y seguidores. El reciente Catecismo de la Iglesia católica no es, a decir verdad, un tratado de Teología sino un documento del Magisterio. Sin embargo, a tenor de su doctrina, principalmente tal como se expone en el Capítulo II sobre “La comunidad humana”, de la Sección primera de la Tercera parte, parece que permite inferir la posibilidad —quizá también la necesidad— de una Teología Política, de la mayor importancia, en su caso, para el pensamiento político.

No obstante, en el ámbito disciplinar del Derecho Canónico y en del Derecho Eclesiástico del Estado no se ha prestado atención especial al tema y problemática de una Teología Política, por lo que bien merecería prestársela al presente.

La cuestión tan simple así propuesta en el epígrafe del presente capítulo es, en el fondo, compleja; debe descomponerse en tres. Primera, ¿es posible una Teología Política hoy? Segunda, aun siéndolo, ¿resulta oportuna? Tercera, ¿pero de verdad va a ser factible?2

Cierto que el problema de las relaciones entre religión y política se presenta desde los albores de la Historia en múltiples formas. “Sin embargo —como ya dejó advertido Álvaro d’Ors en 19763— cuando hoy hablamos de Teología Política, nos referimos a un planteamiento concreto de la fundamentación tomado de la ciencia de la divinidad, para justificar determinadas formas políticas contingentes. [...] Aun así, el concepto de Teología Política no se presenta hoy con suficiente nitidez, y esta misma equivocidad puede explicar en buena parte la discusión sugerida en torno a ese concepto”.


1 En colaboración con Dalmacio Negro Pavón, sintetizando su artículo “El problema de la teología política”, en F. Fernández (coord.), Estudios sobre el Catecismo de la Iglesia Católica (Madrid, Aedos-Unión Editorial 1997) 505-546.

2 Respondemos siguiendo lo escrito anteriormente “En torno a la Teología Política”: Revista Colección, Buenos Aires nº 10 (2000) 319-360, por Negro Pavón, Dalmacio.

3 d’Ors, Alvaro, “Teología Política: una revisión del problema”: Revista de Estudios Políticos. Nº 205 (en.-feb. 1976).

1. ¿Es posible hoy una Teología Política?

1.1.– La verdad es que hablar de teología política es plantear un grave problema intelectual, a saber y en concreto: si la teología política es teología o es política. En principio, no se ve por qué no pueda existir legítimamente una teología política, al igual que existe una teología moral o una teología de la historia. Si, según uno de los más conocidos debeladores de la teología política4, la teología responde al hecho de que tendrían que coincidir a la vez revelación, fe en ella y obediencia a la misma, resulta difícil entender por qué no habría de ser aceptada al menos su posibilidad teológica.

Por diversas razones —unas históricas, algunas intelectualmente serias, como las del propio E. Peterson o de H. Meier5, otras veces ingenuas o no bien fundadas— el tema suscita recelos. En todo caso, parece indudable que la teología política es una de las posibilidades de la teología y, en este sentido, debiera ser considerada como una rama o aplicación de la teología al mundo político6, sin perjuicio de que exista una historia de la teología política, como parte de la historia de las ideas y la historia de las formas políticas.

1.2.– A esos recelos se deba quizás el que la concepción contemporánea de la teología política se haya originado en la política y no en la teología, de tal manera que ha resultado propuesta en primer lugar por escritores políticos y, de forma especialmente llamativa, como es sabido, por Carl Schmitt7, en relación con el problema de la secularización8 tanto del mundo como de la teología misma. En otros términos, fue planteada como tema político e histórico, y no teológico; y aun esto desde el punto de vista político.

En cualquier caso, no cabe duda que la teología política se desprende, como una consecuencia posible, de las relaciones entre la religión y la política. Y esto, a pesar de su distinción mediada por el dogma de la Encarnación, que es, según M. Gauchet9, el testimonio vivo, en el corazón de la fe, de la irreparable separación de dos órdenes de realidad y de su plena consistencia en cada uno de ellos. Dios, al tomar forma humana, “es Dios descubriéndose completamente distinto, diferente en este punto, alejado, que sin el socorro de la revelación hubiese permanecido ignorado de los hombres.


4 Peterson, E., “¿Qué es teología?”, en Tratados teológicos (Madrid, Ed. Cristiandad 1966) 15-26.

5 Meier, H., Kritik der politischen Theologie (Einsiedeln 1970). También del mismo, Die Lehre Carl Schmitt. Vier Kapitel zur Untersheidung politischer Theologie und politischer Philosophie (Stuttgart, J. B. Metz 1994).

6 Una discusión del asunto en Negro, D., “¿Por qué no la teología política?”, en Fernández Rodríguez, F. (coord.), Estudios sobre la “Centesimus annus” (Madrid, Aedos-Unión Editorial 1992). Sobre todo, d’Ors, o.c. in nota 3.

7 Vide su famosa Teología política. Cuatro estudios sobre la soberanía (Buenos Aires, Struhart & C. 1998). El original es de 1922. Del año siguiente es otro ensayo de Schmitt, Römischer Katholizismus und Politische Form (Stuttgart, Klett-Cotta 1984, = Catolicismo y forma política (Trad. Ruiz, M., Tecnos 2000). Sostiene Schmitt en este ensayo, que la Iglesia Católica, en cuanto institución, tiene una forma política propia, cuya influencia en otras formas políticas da lugar a una serie de problemas, asimismo, en realidad, teológico-políticos. Cf. D. Negro, Historia de las formas del Estado (Madrid, El buey mudo 2010).

8 Un concepto cada vez más discutido que, según Brague, Rémi, Europa, la vía romana (=Europe, la voie romaine, Paris 1999, Madrid, Gredos 2005), no explica nada (y seguramente tiene razón).

9 Le désenchantement du monde. Une histoire politique de la religión (Paris, Gallimart 1978) 4, p. 97.

2. ¿Sería oportuna una Teología Política?

La evidente decadencia del Estado, de la teoría política y de muchas iglesias cristianas (incluso de la misma Iglesia Católica), la salida de la religión, el auge de la tecnología y la opinión pública, la creciente neutralización de la cultura, etc., hacen quizás más acuciante que nunca la atención hacia la teología política. El interés por ella no es meramente histórico, ni siquiera en relación con la época moderna. Es cierto, sin embargo que, a partir de la revolución francesa, se fue perdiendo no sólo la perspectiva religiosa en la explicación de la historia, sino hasta la comprensión de la influencia y del papel de la religión y la teología en la historia. Los puntos de vista de la política, de la economía, de la ciencia, de la técnica, etc. han sido, más o menos unilateralmente, las claves interpretativas. “¿Es acaso pura casualidad, pregunta Metz, que se haya comenzado a hablar del ‘fin de la historia en general’, precisamente cuando la historia universal ha dejado de entenderse como historia religiosa? ¿Y que surja la sospecha de la decadencia y muerte del lenguaje, cuando el lenguaje religioso va decayendo cada vez más? ¿O que la proclamación de la ‘muerte de Dios’ y la proclamación de la ‘muerte del hombre’ se pisen los talones?10

Desde hace algunos años, se vuelve a prestar cada vez más atención a la influencia de las ideas religiosas en el acontecer histórico y más recientemente aún se percibe un auge en la investigación de las formas e ideas políticas en función de la teología política —en gran parte bajo la influencia de Schmitt— pero también a la vista del estado de la teología en su relación con las realidades mundanas, así como del sesgo de la “nueva” teología política.

La razón está —al decir de Metz en su breve prólogo al libro dedicado “a los amigos y seguidores de la teología política”— en que “la nueva teología política ha intentado más bien detectar en sus raíces histórico-sociales y someter a crítica la peculiar ceguera política de la teología y del cristianismo, puesto que ni el cristianismo ni la teología pueden, sin autoengaño o impostura, considerarse políticamente inocentes y neutrales”11.


10 La fe en la historia y la sociedad. Esbozo de una teología política fundamental para nuestro tiempo (Madrid, Cristiandad 1979) IV, 2, d), p. 87.

11 O.c.

3. ¿Es factible hoy una Teología Política?

3.1.– Lo decisivo es la legitimidad y facticidad de una teología política propiamente dicha. Su reconocimiento no parece presentar específicos problemas en el ámbito protestante, donde, en cierto modo, es casi una exigencia.

No así en el ámbito católico, en el que la teología es o quiere ser más rigurosa y está preocupada por la amalgama (en el pensamiento moderno de lo político y lo religioso) de la tradición bíblica con nuevas mitologías. Cosa que hace necesaria, según el cardenal Ratzinger, una crítica de dicha concepción que ponga al descubierto esa amalgama12. Esto ocurre justamente en el caso del Estado, cuya teoría es una verdadera amalgama cientificista de conceptos teológicos y políticos.

Así pues, la tarea de la nueva teología política estribaría en tratar de “definir de nuevo la relación entre la religión y la sociedad, entre la Iglesia y el dominio público social, entre la fe escatológica y la práctica social13. Lo que consistiría, a fin de cuentas, en disputarle al Estado su monopolio de lo público e impugnar la politización extrema de lo público y de la vida en general llevada cabo por él.

3.2.– Siendo cierto esto último, aún parece posible construir una teología política como disciplina autónoma dentro de la teología con dos finalidades principales.

Primera finalidad, desmitificar todo aquello en lo que se ha amalgamado o pueda amalgamarse la teología con las realidades mundanales, ante todo y sobre todo, en relación con el Estado —monopolizador de la política y del futuro— entendiéndolo no en el sentido equívoco de la expresión, referido a toda forma de lo Político, sino como la forma política moderna que se afirmó a mediados del siglo XVI y, por tanto, no definitivamente. Así, por ejemplo, no es equiparable el caso del constantinismo, que tanto se invoca, al del Estado.

La segunda finalidad consistiría en ordenar un cuerpo de doctrina teológico-política que sirviera de orientación a los creyentes y en el que debiera aprovecharse la llamada doctrina social de la Iglesia, demasiado lastrada por su dependencia de estructuras (por ejemplo, el Estado) y de ideas modernas (por ejemplo, la separación entre el Estado y la Sociedad, propia de una época ya agotada) y equívocas (como la incomprensión de la naturaleza de la estatalización), y escasamente sistemática.

Sin embargo cabe ir más lejos, por lo menos desde el punto de vista católico. Es lo que propone A. d’Ors14 (próximo a Schmitt) quien ha mostrado que no existe inconveniente para la teología política católica. Parte d’Ors de la reserva que hacía R. Guardini15 (pensando sobre todo en Hitler) sobre la posibilidad de una teología política: la condición consiste en que no se equipare la misión salvadora de Cristo a la de un rey o dictador. D’Ors tiene asimismo en cuenta a H. Barion (canonista seguidor de Schmitt), para quien la comunidad política y el gobierno (puesto que dependen de la naturaleza humana) corresponden al orden establecido por Dios, aunque la determinación de la forma de gobierno y la designación de los moderadores se deje libre a la voluntad de los ciudadanos.


12 Ratzinger, J., Iglesia, ecumenismo y política. Nuevos ensayos de eclesiología (Madrid, BAC 1987) I, 4, p. 33.

13 Metz, J. B., Teología del mundo (Salamanca, Sígueme 1970) 5, I, 2, p. 144.

14 O.c. in nota 3.

15 Guardini, R., El mesianismo en el Mito, la Revelación y la Política (Madrid, Rialp 1948).

4. La realidad es que todavía no existe una teología política sistemática

Las causas son muy variadas. Dorothee Sölle16, por ejemplo, se queja de que “aún falta una Teología que haya reflexionado sistemáticamente sobre la relación entre fe y política” (p. 65). Pero según ella misma, “por distintos motivos la expresión ‘interpretación política del evangelio’ comparada con otras, como interpretación ‘existencial’ o ‘no religiosa’, me parece más feliz que la formulación ‘teología política’. Por su parte Hans Meier ha llamado la atención, en la controversia con Metz, sobre el hecho de que el concepto Teología Política está muy tarado por su propia historia, como se demuestra ante todo por la interpretación que Carl Schmitt ha dado a este concepto [...] La Teología Política... ha sido una Teología confirmadora, afirmativa, a saber, la ‘identificación de la promesa cristiana con las formas político-temporales’, mientras hoy es esencialmente Teología crítica, donde la promesa no tiene una función de sublimación, sino que sirve como módulo conforme al cual han de medirse las estructuras sociales” (pp. 66-67; cf. 77-78).

Ahora bien, cualquiera que sea su estatus, lo cierto es que la teología política responde a las inevitables relaciones entre la religión y la política que nacen de la distinción entre lo temporal y lo eterno o espiritual. Y esto, no sólo en el sentido subrayado por Gauchet de que lo Político y la política salieran del seno de la religión, sino también en el sentido de la inevitable relación entre la Iglesia en cuanto forma política y entre las demás formas de lo Político —como observara el propio Schmitt en 1923 en el breve escrito sobre El Catolicismo romano—.

De ahí los intentos conciliatorios, tal vez insuficientes, que se reflejan en la definición, intencionadamente neutral, de la teología política como “la reflexión de la conexión que impele a la teología y a la religión a llegar a ser políticas, en el caso de que no lo sean ya previamente; es decir, acerca de las consecuencias político-ideológicas y político-prácticas que puedan tener”17. En cualquier caso, podría valer también aquí el dicho de H. de Lubac: “si bien el Dogma es inmutable en su esencia, la teología nunca es cosa hecha18”.

La teología política, ni como doctrina sistemática ni como historia de la misma, es idéntica a las relaciones entre la religión y la política ni a su historia. Tampoco son lo mismo la política religiosa o las relaciones entre la Iglesia y el Estado u otra forma de lo Político y la teología política. Esta última sólo se refiere a la teología, a fin de cuentas, a una disciplina intelectual, como fuente de los conceptos e ideas políticos, o como los límites de la política desde una perspectiva religiosa. Por esto mismo, la teología política, igual que cualquier otra rama de la teología, no puede ser independiente de la religión, puesto que la fe es siempre la fuente o causa de la teología.

Independientemente de la no aceptación de la teología política por los teólogos, no existe grave inconveniente en hacer la historia de la Teología Política conforme al punto de vista profano de C. Schmitt —político a fin de cuentas— que equivale a interpretar la historia de las ideas y formas políticas a través de su dependencia de las ideas y conceptos teológicos.

Con todo, hay que distinguir entre la historia de la teología política, como trasvase o aplicación de conceptos teológicos al mundo, y la teología política, como una parte de la teología que deduce consecuencias políticas (sin que ello implique la traslación o aplicación de los conceptos teológicos al mundo político). En todo caso, “no es lo mismo una teología política cuyo objeto directo sea la forma política, que una teología política que tenga por objeto las ideas políticas”19.


16 Teología Política (Salamanca, Sígueme 1972).

17 Maurer, R., “Chiliasmus und Gesellschafstreligion. Thesen zur politischen Theologie”, in J. Taubes (ed.), Der Fürst dieser Welt, Carl Schmitt und die Folgen [Religionstheorie und Politische Theologie, T. 1] (Paderborn 1983) 77-84; Taubes, J., La teología política de Pablo (Madrid, Trotta 2007) 117. Maurer distingue entre teología política negativa, referente a la legitimidad de cualquier teología política (o ideología a-teológica), y teología política positiva, que no se refiere a una religión estatal, sino a cualquier religión social cuyo latente fanatismo amenace con hacer explosión.

18 Catolicismo. Aspectos sociales del dogma (Madrid, Encuentro 1988) X, p. 288.

19 Así Metz, o.c. n. 5.

Primera parte
Las Teologías Políticas paganas en el paradigma greco-romano

Capítulo II
Teología Política de la Polis y del Imperio cosmopolita helénico

1. Preámbulo

La Polis es la forma histórico-política de la civilización griega. Para los griegos la Polis era la koinonía o comunidad natural, a la vez religiosa y política. Nos fijaremos primero en la Teología Política de la Polis [I] y luego en la del helenismo [II], al ser éste el ámbito donde surge el cristianismo, que asume conceptos de esa civilización1 —como lo hicieron los primeros santos padres y los demás escritores cristianos, así, entre otros muchos, Clemente Romano2, Clemente Alejandrino, Atanasio etc. Notemos de paso, con Werner Jäger3, que fue Platón quien utilizó primero el término teología (qeologia) en República—.

No obstante, en Greciadebe tenerse muy en cuentael problema es que la Naturaleza como Physis, es la que tiene la auctoritas, de donde se derivará la Teología Natural. Y esto es lo que en parte intentana nuestro parecerlos filósofos griegos, por lo menos los mayores. Así en Platón y Aristóteles nos parece evidente, pero sin duda también en los presocráticos.

Prescindimos, pues, del período anterior: El derecho y la justicia en la filosofía griega (Anaximandro, Parménides, Empédocles, Pitágoras); la expresión literaria de la antigua conciencia helénica de la Justicia (Solón, Esquilo, Sófocles, Heródoto); los sofistas; Sócrates y los socráticos; Demócrito)4.


1 Como las cuatro virtudes cardinales: Justicia dikh, Prudencia sofrwsinh, Fortaleza andreia, Templanza enkrateia. Hija de Temis (=Θεμις Themis, significa “ley” como ideal abstracto de justicia) y Zeus, la dikh trae el derecho del cielo a la tierra y encarna a la vez el proceso, el juicio y la pena [Paloma García Picazo, p. 34]. La equivalente en Roma era la iustitia —la personificación del derecho divino de la ley—.

2 Así Werner, pp. 30 s. [comentando a S. Clemente Romano] hace notar que Ecclesia significaba originalmente la asamblea de ciudadanos de una polis griega y que de S. Clemente surgen unas virtudes cristianas, presentando un cristianismo más cerca de la moralidad estoica que del espíritu de S. Pablo en la Ad romanos [32,2]. Una religión ordenada. La concepción orgánica de la sociedad (en la paideia) p. 34,2.

Ordo christianus con las symfonia, sumfonia + synkrasis, sunkrasõi + sympneia, smpneia (p. 38) principio del universo - paideia tou kuriou cf. cap. 56 paideia (p. 42).

3 La teología de los primeros filósofos griegos (México 1952) 10.

4 Para ello remitimos a la Historia de la Filosofía del Derecho y del Estado, 1. De los orígenes a la baja Edad Media, de A. Truyol. No obstante, téngase en cuenta la obra de Jaeger, La teología de los primeros filósofos griegos (Madrid, Fondo de Cultura Económica 1952).