7366_Portada-01.jpg

COMITÉ CIENTÍFICO de la editorial tirant humanidades

Manuel Asensi Pérez

Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada

Universitat de València

Ramón Cotarelo

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia

Mª Teresa Echenique Elizondo

Catedrática de Lengua Española

Universitat de València

Juan Manuel Fernández Soria

Catedrático de Teoría e Historia de la Educación

Universitat de València

Pablo Oñate Rubalcaba

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración

Universitat de València

Joan Romero

Catedrático de Geografía Humana

Universitat de València

Juan José Tamayo

Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones

Universidad Carlos III de Madrid

Procedimiento de selección de originales, ver página web:

http://www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales

FAMILIAS Y MENORES

Retos y propuestas pedagógicas

Paz Cánovas Leonhardt

Piedad Mª Sahuquillo Mateo

(Coordinadoras)

542.png

Valencia, 2014

Copyright ® 2014

Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito de los autores y del editor.

En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant Humanidades publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com (http://www.tirant.com).

Director de la colección:

JUAN MANUEL FERNÁNDEZ SORIA

© Paz Cánovas Leonhardt,

Piedad Sahuquillo Mateo y otros.

© TIRANT HUMANIDADES

EDITA: TIRANT HUMANIDADES

C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia

TELFS.: 96/361 00 48 - 50

FAX: 96/369 41 51

Email:tlb@tirant.com

http://www.tirant.com

Librería virtual: http://www.tirant.es

DEPÓSITO LEGAL: V-1735-2014

ISBN 978-84-16062-62-1

MAQUETA: Tink Factoría de Color

Si tiene alguna queja o sugerencia, envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-de-empresa nuestro Procedimiento de quejas.

Presentación

El libro que el lector tiene en sus manos es fruto de la ilusión y el esfuerzo iniciado años atrás por sus coordinadoras con el objetivo prioritario de ofrecer, desde la reflexión e investigación pedagógica, un manual que sirva de referencia para una formación básica y especializada de calidad en torno a la Pedagogía Familiar.

Desde la perspectiva pedagógica, se entiende al menor como persona que está en tránsito hacia la adultez, adquiriendo así conciencia de sus derechos y deberes. Ser menor es un estadio transitorio para vivir después como adulto en una sociedad.

Evidentemente, la familia no es la única agencia influyente en la educación y desarrollo del menor pero sí la entendemos como la principal responsable en este proceso.

En este sentido, el libro trata de acercarse a esta compleja, a la par que apasionante, realidad y para ello se estructura en cinco partes y 21 capítulos. El texto se inicia con un primer núcleo eminentemente conceptual que integra tres capítulos: la aproximación dinámica al concepto de familia, los enfoques teóricos más relevantes en este ámbito y, por último, el menor entendido desde la doble perspectiva de sus necesidades y derechos.

Por otro lado, la parte segunda se adentra en la creciente complejidad de la educación familiar, centrando su atención en el planteamiento de la educación familiar en la sociedad del conocimiento y en los estilos educativos parentales.

La tercera parte desarrolla, de forma pormenorizada, las estrategias de intervención socioeducativa utilizadas en el trabajo con familias y menores. Así, se trata en profundidad la orientación, mediación y terapia familiar junto con las técnicas más importantes relacionadas con estas estrategias.

Seguidamente, en la cuarta parte, nos introducimos en el estudio de algunos de los recursos especializados utilizados en el trabajo con familias y menores como los Servicios especializados de atención a familia e infancia, el Acogimiento familiar, la Adopción y, finalmente, los Puntos de encuentro familiar.

La quinta parte incluye algunas de las cuestiones e interrogantes que se plantean en la actualidad en relación con el menor y sus familias. Temas emergentes como las claves de la violencia filio-parental, la mujer como víctima propiciatoria de la violencia filial,la trata de niños y niñas, la participación de las familias en los centros educativos, las prácticas de corresponsabilidad familiar, familia y discapacidad o el problema de las adicciones ponen el punto final al libro.

No queremos finalizar estas líneas de presentación sin destacar el esfuerzo compartido que significa este libro, agradeciendo a todas las autoras su trabajo para llevar a buen puerto este ilusionante y necesario proyecto.

Paz Cánovas Leonhardt

Piedad Mª Sahuquillo Mateo

Prólogo

Decía Arthur Schopenhauer, en ese delicioso opúsculo titulado “El arte de escribir y el estilo”, que existen tres clases de autores: los que escriben sin pensar, es decir, aquellos que se alimentan de simples reminiscencias o a partir de libros escritos por otros (añade que son los más numerosos); otros que piensan mientras escriben o piensan para escribir, de los que también afirma que son frecuentes y, en tercer lugar, casos muy raros, los que han pensado antes de ponerse a escribir. Estos últimos, nos dice, son los realmente productivos. Pues bien, creo que estamos (y nos debemos congratular por ello) ante una obra del tercer modelo de autores: obra previamente pensada, muy bien estructurada y sobre todo estamos ante un libro que nos sitúa, tanto a nivel teórico como práctico ante los problemas con los que hoy, en nuestra constelación occidental, se enfrenta la familia. Se trasciende del simple ámbito de la descripción de modelos para, desde una mirada poliédrica, orientar en los distintas teorías, prácticas y métodos que reclaman cada situación problemática. Y todo ello, como muy bien queda expuesto en el primer Capítulo por sus autoras, las Profesoras Cánovas y Sahuquillo, desde una, a mi juicio, imprescindible opción humanista en la que los sentimientos y las emociones juegan un papel primordial (McGoldrick y Carter, Minuchin, Ackerman, y otros autores significativamente citados). A partir de ahí, de ese primer esclarecedor capítulo queda claro los restantes enfoques y encuadres que nos aguardan.

Habrán observado los lectores, en ese primer recorrido que solemos hacer por los libros, que el único nombre masculino que aparece en la obra es el del humilde autor de este Prólogo. Este hecho, créanme, ha duplicado mi satisfacción por haber recibido este encargo. Es decir, estamos ante una obra escrita por un grupo de prestigiosas profesionales, sobre un tema, la familia, de la que históricamente las mujeres han sido las auténticas valedoras de su mantenimiento, ingenieras de su evolución y permanencia y catalizadoras de todas las emociones y sentimientos. Era necesaria una obra de estas características y debo confesar, y lo hago con rotundidad, que pocas veces he tenido ocasión de sumergirme gratamente en la lectura de una obra monográfica de esta envergadura. Me invitaron, tal vez sin merecerlo, a prologar… “un libro sobre la familia y los menores”. Imposible decir “no” a una invitación de mis colegas las Doctoras Paz Cánovas y Piedad Sahuquillo, ambas pertenecientes al Departamento de Teoría de la Educación de la Universidad de Valencia, en el que tan buenos amigos y amigas tengo, y del que guardo entrañables recuerdos.

Sin embargo, cuando pusieron en mis manos el manuscrito debo decir que me sentí gratamente sorprendido y, en cierto modo, ¿engañado? No se trataba de un “libro” al uso sobre la familia y los problemas derivados de los menores. Lo que tenía en mis manos era más bien un “tratado” sobre la familia. Un tratado cuidado y editado con esmero y, lo más importante, de una extraordinaria riqueza de contenido. Desde el enfoque histórico y epistemológico hasta las terapias y problemas emergentes en relación con la familia, los menores, el maltrato y la violencia doméstica pasando, a su vez, por un rico abanico de enfoques multidisciplinares, obviamente ninguno de ellos gratuito.

A partir de la edición de esta obra, considero que todo aquel investigador, o teórico, que desee obtener información “al día” acerca del importante tema de la familia y los menores tendrá que recurrir a ella.

Al decir de Talcott Parsons1 y no le falta razón, el estudio de las relaciones sociales de la vida cotidiana presenta dificultades peculiares, ya que al vivir inmersos en ellas, nos falta perspectiva externa. Lo compara con la práctica de la lengua nativa: toda persona habla su idioma con cierta corrección y sin esfuerzo, sin necesidad de conocer los aspectos técnicos de la gramática. En el ámbito social, estas consideraciones pueden ser esencialmente aplicadas a la familia: tan enraizada está en nuestros sentimientos y en nuestra motivación que apenas tenemos conciencia de ella en nuestra vida normal. Es decir, el problema, nos sigue diciendo Parsons, estriba más en la perspectiva desde la que se enfocan los hechos que en la dificultad de identificarlos. Pues bien, el libro presenta una unidad y una estructura que lo hace doblemente valioso, ya que nos facilita tanto la perspectiva como la identificación de los principales problemas con los que inexorablemente se enfrenta hoy la institución familiar.

Otro haber importante, a mi juicio, en la abundante lista de méritos que reúne esta obra es el facilitar el acceso a la formación sobre la temática tratada a todos los niveles de preocupación o necesidad de los lectores: desde el estudiante hasta el especialista pasando por todos aquellos profesionales que puntualmente quieran recabar información sobre la familia, tanto a nivel investigador como a nivel meramente informativo.

Opino que es a las Coordinadoras del libro a quienes por justicia se les debe asignar el mérito (y supongo que la paciencia) de haber conseguido reunir a las profesionales altamente cualificadas para el tratamiento de cada capítulo de este tratado sin que se llegue a perder la unidad temática y finalmente se conforme, como así ocurre, una obra sólidamente estructurada. No suele ser ésta una labor sencilla y, sin lugar a dudas, supone el tesón y, sobre todo, la creencia en lo que se quiere producir. Pocas veces, créanme, he tenido la ocasión de disfrutar del buen hacer de tan numerosas y buenas profesionales y, además (valor añadido), en mi lengua originaria.

Decimos los andaluces, cuando nos referimos a un “cantaor” de ese arte, declarado por la UNESCO como Patrimonio Espiritual de la Humanidad, que llamamos flamenco que es un buen cantaor cuando toca, o canta, por todos los palos, es decir que domina todos los estilos, o lo que es igual todos los temas o variaciones del cante. Pues, permítanme esta analogía, he tenido esa favorable sensación cuando he leído la obra. Están presentes todos “los palos”. Justo los que tienen que estar y, por añadidura, bien “cantados”, o sea, rigurosamente tratados.

En una primera parte nos situamos en el concepto radical (raíz) de familia que posteriormente pasará a ser desarrollado en una diacronía lógica en distintas fases y desde distintas teorías, todas ellas para ayudarnos a interpretar los procesos y transformaciones por los que evoluciona científicamente el término. Con acierto se establece (segunda parte) como un hito fundamental, y como el origen del futuro desarrollo de la persona, la educación. Se continúa después con los posibles métodos o estrategias (tercera parte) para paliar, corregir o reafirmar los problemas emergentes que surgen en el medio familiar y escolar.

En el siguiente bloque (cuarta parte) se analizan los recursos que desde la política (y otras instituciones ocupadas y preocupadas por los derechos humanos y, muy especialmente, por los derechos de los menores) y la legalidad democrática nos otorgamos la ciudadanía y la sociedad, en general, para evitar el desamparo en situaciones, la mayor parte de las veces, límites; no obstante siempre tratado desde una visión positiva y preventiva de la intervención socio-educativa.

Se tratan a continuación (quinta parte) algunas claves y sucesos, muchos de ellos lamentablemente casi institucionalizados, que enturbian y degradan el panorama actual en el que se desenvuelve la familia: la violencia en el seno familiar, la violencia filial hacia la figura materna, el maltrato infanto-juvenil, las claves de la violencia filio-parentales, el siempre delicado tema de la drogodependencia y la necesidad de la educación familiar para afrontarla, etc. Todos los análisis, llevados a cabo por las distintas autoras, están tratados con un gran rigor científico y desde una visión, en su mayoría, muy positiva de las posibles soluciones y propuestas de mejora. Se termina esta obra con unos capítulos dirigidos básicamente al mundo de los valores que conforman , o al menos debieran conformar, a nuestra sociedad actual: participación y colaboración entre la familia y la escuela, corresponsabilidad familiar y ¡no podía faltar! las orientaciones, perspectivas y actitudes familiares frente a la discapacidad.

Intuyo, y como toda intuición no deja de ser una realidad presentida, que estamos en las vísperas gozosas de un nacimiento; al menos esa sería mi propuesta a la Universidad de Valencia y, muy especialmente a la Facultad de Ciencias de la Educación: la creación a corto o medio plazo del Instituto Pedagógico para el Desarrollo Familiar. Mimbres hay para ello. Si este sueño de un andaluz geográficamente lejano, pero afectivamente muy próximo, se hiciera realidad ¡por favor! cuenten conmigo el día de su inauguración.

Gracias por este libro. Me atrevo a darlas en nombre de todos aquellos estudiosos que se preocupan, profesional y personalmente, por los complejos temas y problemas que giran en torno a la constelación familiar. Estoy seguro que no me reprocharán tal atrevimiento. Esta obra es ya un referente imprescindible en la bibliografía y documentación especializada en el apasionante tema de la familia. Y gracias por otorgarme el privilegio de presentarla a la comunidad científica.

Luis Núñez Cubero

Catedrático de Teoría de la Educación

Universidad de Sevilla.

1 Parsons, T. (1998). La estructura social de la familia. En E. Fromm, M. Horkheimer, T. Parsons y otros, La familia (31-65). Barcelona: Península.

PRIMERA PARTE

APROXIMACIÓN DINÁMICA AL CONCEPTO DE FAMILIA Y MENOR

Capítulo 1

La familia como contexto de desarrollo y educación

Paz Cánovas Leonhardt

Piedad Sahuquillo Mateo

Universitat de València

En este capítulo pretendemos, entre otras cuestiones, clarificar conceptualmente a la familia, por ser ésta protagonista principal del proceso de educación, desarrollo y construcción de la identidad del menor.

Para tal fin, recogemos aquellas definiciones sobre la familia que resultan más significativas por sus aportaciones y contribuciones a la explicación, desde nuestra perspectiva, del fenómeno educativo en el contexto familiar. Evidentemente, no agotamos ni todas las perspectivas desde las que la familia ha sido tratada ni todas las definiciones que diversos autores han aportado. Sin embargo, sí hemos seleccionado aquellas que pueden contribuir en mayor medida a su explicación.

Así, Donati (2003,21-22) subraya

“el carácter primordial de la familia en la historia de la humanidad en un triple sentido: En el primer sentido, la familia es un fenómeno primordial ya que es el elemento fundante de la sociedad desde el inicio de la historia humana. En el segundo sentido, es la matriz fundamental del proceso de civilización. En el tercer sentido la familia es primordial en cuanto que es prerrequisito del proceso de humanización de la persona”.

Por otra parte, señala Duch (2002,21),

“la familia como primera estructura de acogida posee una importancia incomparable, ya que es la que permite la primera y, casi siempre decisiva, instalación de los individuos y grupos humanos en su espacio y su tiempo. Desde siempre, en todas las culturas, la familia, sea cual sea el modelo familiar que impere en cada caso concreto, ha constituido la célula social y cultural más significativa, porque en ella y a través de ella han tenido lugar las transmisiones más influyentes, persistentes y eficaces para la existencia humana”.

Del mismo modo, la familia es el primer espacio educativo, no sólo porque precede en el tiempo a cualquier otra instancia educativa, sino también en cuanto a su potencial en la formación de los individuos. Aquello que ocurra dentro del contexto familiar en los primeros años va a tener una influencia decisiva en la vida posterior. Por ejemplo, las relaciones afectivas vividas en la infancia y adolescencia van a influir, de modo decisivo, a la hora de canalizar nuestra posterior vida afectiva. El menor necesita un núcleo de relación desde el que se facilite el desarrollo de su personalidad. Por ello, el contexto familiar debe ser afectivo y ofrecer seguridad y apoyo como elementos antropológicamente necesarios para estructurar su personalidad (Pérez Alonso-Geta y Cánovas, 1996).

Según McGoldrick y Carter (1986), la familia es un sistema emocional plurigeneracional. Como sistema emocional, las relaciones que se establecen entre sus miembros suponen complejas interacciones de conductas, deseos, expectativas, además de un sostén emotivo, de estima, sentido de pertenencia, compasión recíproca, capacidad de compartir, etc. Como sistema plurigeneracional, dentro de la familia concurren distintas generaciones que avanzan juntas en el tiempo.

Por su parte, Minuchin (1979) afirma que la familia es un grupo de personas unidas emocionalmente y/o por lazos de sangre que han vivido juntas el tiempo suficiente para haber desarrollado patrones de interacción que se estabilizarán dando una imagen de funcionalidad o disfuncionalidad.

En opinión de Ackerman (cit. en Cusinato, 1992), la familia actúa en dos sentidos: asegura la supervivencia y construye lo esencialmente humano. Lo verdaderamente importante, aquello que define al ser humano como tal, tiene sus comienzos en el contexto familiar, con todas las consecuencias positivas o negativas que ello supone. Nos referimos a la construcción de la identidad —autoconcepto y autoestima—, al desarrollo de la afectividad, a la adquisición de un sistema de valores propio, al desarrollo de la autonomía y de la sociabilidad. Sin embargo, para configurar lo esencial, lo verdaderamente humano, se necesita de la experiencia de estar juntos. Por ello, para la infancia y adolescencia no resulta adecuado cualquier contexto familiar, sino aquel capaz de satisfacer las necesidades básicas entre las que destacamos, además de las de tipo fisiológico, las necesidades de afecto y seguridad emocional, que hacen al hombre dependiente en los comienzos de su vida, y su no satisfacción o satisfacción inadecuada implica patología.

Retomando de nuevo a Pérez y Cánovas (2002, 143),

“la familia es un grupo primario complejo de difícil organización, en el que los individuos nacen, establecen vínculos afectivos, comienzan a experimentar con un mundo de valores concreto, desarrollan experiencias compartidas. Es un grupo dinámico que se va configurando progresivamente y en el que intervienen cada uno de los sistemas familiares de origen y se va creando un sistema familiar propio. De hecho, la capacidad de evolución e innovación de la familia individual y colectivamente1, depende, en gran medida, de su capacidad de apertura a las informaciones procedentes tanto del medio externo como de las inherentes a la propia familia y de reelaboración o creación a partir de la misma, de los patrones de percepción y de acción ajustados al contexto”.

Funes (2008,84), al tratar de definir a la familia atendiendo a las características por las que ésta se describe hoy, afirma que podemos decir que se trata de

“un pacto económico y afectivo entre dos personas, de diferente o igual género o […] de dos personas que se ponen de acuerdo para compartir de una manera estable sus formas de vida y sus sentimientos y, si es el caso, se responsabilizan conjuntamente de educar a hijas e hijos […] también aceptaremos que sea una unidad de convivencia entre dos o más personas vinculadas por algún tipo de relación de filiación”.

Sin duda, los núcleos familiares no se constituyen hoy a partir de una actitud puerocentrista2. Así pues, la razón de ser de una familia no es ya la procreación sino la convivencia3, compartir con otra persona al menos una parte de la vida, elaborar un proyecto común que, a priori, tiene voluntad activa de estabilidad. Ante esto, parece innegable que el olvido de esta lógica de relación, tal y como detallaremos más adelante, comporta riesgos importantes para la infancia.

En definitiva, pensamos que la familia es en la actualidad un grupo primario complejo de difícil organización. De ahí que la familia pueda ser un espacio afectivo, de convivencia, de protección y satisfacción de las necesidades que presentan los menores, en este caso proporcionándoles afecto, seguridad y distintos apoyos o bien, cuando no actúa como tal, provocando conflictos, riesgos y, en situaciones extremas, incurriendo en distintas formas de abandono y/o maltrato físico y/o emocional. De otro lado, la familia actúa como organización social donde se establecen complejas relaciones interpersonales y se transmiten creencias, valores, actitudes, normas de conducta y estilos de vida.

1 Por lo que se refiere a la vida en el seno familia y a la interacción de dicha agencia educativa con el resto de la sociedad.

2 Si bien es cierto que los niños pueden ser un deseo, un objetivo, una propuesta vital y, hasta incluso en ocasiones, una moda o una necesidad de normalidad social.

3 Funes (2008) señala que lo que caracteriza a un grupo familiar son unos pactos voluntarios para convivir y compartir, con voluntad activa de pervivencia y, en ciertos casos, con un cierto proyecto de vida en común.